Homenaje Universitario: Primer Aniversario Luctuoso de Felipe Carrillo Puerto (1925)

José Ramón Pérez Herrera: Homenaje Universitario: Primer Aniversario Luctuoso de Felipe Carrillo Puerto (1925)

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El 3 de enero de 1925 se conmemoró el primer aniversario luctuoso de Felipe Carrillo Puerto y, a manera de homenaje, el Boletín de la Universidad Nacional del Sureste reunió una serie de composiciones poéticas en las que se exaltó la figura del líder yucateco. Los textos publicados en el número 1 de la época 2, tomo 5 de enero de 1925 fueron: Mayab kay de David Vivas; A Felipe Carrillo, de Luis Augusto Rosado y Ojeda; Hacia la parábola del gran sembrador de Ricardo A. López Méndez; y A Felipe Carrillo, de Filiberto Burgos Jiménez.

Mayab Kay o Canto Maya es una obra poética enfocada en celebrar la conexión entre el pasado y el presente, en el que se plantea reconocer el legado histórico y el espíritu de resistencia del pueblo maya a través de la figura de Felipe Carrillo Puerto, a quien se le recordaba con nobles virtudes y un carácter plenamente humano.

Este canto versa de la siguiente forma: ¡Despierta, Chichén Itzá, / Mayapán. / Izamal, Tul, yetel Uxmal! / Levantaos todos, / compañeros, / venid a cantar, / porque han terminado ya / nuestros muchos y grandes sufrimientos. / En cuanto a ti, ilustre Felipe, / No olvidemos tu suprema bondad, / No olvidemos tu amor: / ¡quedó entre nosotros tu corazón!

Por su parte, en A Felipe Carrillo, de Rosado y Ojeda presenta la figura de un hombre que sueña con una mejor vida para todos, pero también la de un hombre indómito, en la que impone la imagen de un líder vigilante, audaz y visionario. Se le recuerda como verbo, como “Himno Rojo, ¡clamor de multitudes!”. Más adelante exclama: “En el Imperio Negro de la Desolación / él levantó la tienda de sus excelsitudes, / y a su amparo brotaron flores de Redención! / Oh, Apóstol, sobre el mármol florecerán virtudes! / Apoteosis gloriosa de tu crucifixión!”.

Hacia la parábola del gran sembrador de Ricardo López, se invita al pueblo de las tierras del mayab a rememorar la muerte de Felipe Carrillo Puerto.

Desde el comienzo de la pieza se alude a este hecho: ¡Recordad, hace un año, el tres de enero / cayó atravesado por las balas / de la infame traición, / un cóndor que tendía las gigantescas alas / hacia el planeta de la Perfección…”. Su figura es concebida como un halo de esperanza para los desfavorecidos, como un “Gran sembrado” que esparcía sus granos de bondad para forjar un mejor futuro. Además, enseñó al pueblo maya sus derechos, recordándole sus viejas glorias pasadas y ayudándoles a destruir los cerrojos y las cadenas que lo tenían atado, con el fin de volverlo fuerte y libre. Finalmente, Filiberto Burgos, en A Felipe Carrillo, exclamó en la segunda estrofa: “Y no en vano tu sangre se ha vertido / para dar savia al árbol que sembraste… / Fue tu gloria más alta haber caído, / porque solemne y vendedor te alzaste”.

En este fragmento se plasma que el sacrificio de Carrillo Puerto, simbolizado con su sangre, nutrió y fortaleció el “árbol” que sembró y que representa su legado: su lucha por la justicia social y por el reconocimiento de los derechos de los desfavorecidos. Su sacrificio y su muerte lo inmortalizó, permitiéndole trascender en el tiempo junto con sus altos de ideales de lucha social.

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