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No puedes ser un espectador en tu destino, tienes que ser el protagonista. Anónimo

La planeación es una sucesión de actividades programadas. Ej., Si quiero obtener alguna licenciatura, tengo que cursar: primaria, secundaria, preparatoria y al llegar a la universidad, otros 4 años para obtener el título. Igualmente, si quiero viajar, antes tengo que ver si cuento con el tiempo y el dinero para aquel viaje. Total, se necesita planear y programar con detenimiento para lograr lo que queremos.

Hay personas a las que el día no les rinde y quisieran que tuviera 30 horas y otras a quienes el día les rinde perfectamente y hasta tienen algún tiempo para el “ocio constructivo” porque han planeado bien sus actividades, no se distraen y su visión está bien definida.Es importante que cuidemos nuestro tiempo. Es uno de los recursos más preciados del ser humano. Benjamin Franklin decía: “No malgastes el tiempo pues de ese material, está formada la vida”.

Quienes no planean, por lo regular van de un lado a otro, sin tener claro lo que hacen; la desesperación los invade y tardan más que los que sí planearon sus actividades. Hace muchos años escuché de uno de mis maestros esta frase que es y ha sido un faro en mi vida: “A mayor planeación menor tiempo de ejecución y, a menor planeación mayor tiempo de ejecución”.Ej.,si no programas el pago de tus adeudos, llegarás a pagar más intereses. La planeación es el camino para alcanzar el éxito. La planeación siempre va unida a la estrategia. Es importante mantenerla entre los objetivos, metas, capacidades de la persona y oportunidades que hayan en el entorno.

Preguntas claves: ¿Qué quiero lograr?, ¿En qué tiempo lo quiero lograr?, ¿Cómo lo voy a lograr?, ¿Cuándo lo voy a hacer?, ¿Dónde lo voy a hacer?, ¿Tengo la capacidad y elementos para hacerlo?, ¿Mi ambiente me permite realizarlo? Razonar lo anterior, es vital.

La planeación tiene que ir acompañada de la GRANDEZA DE LA ACCIÓN. Ya que es el ingrediente para hacer realidad los proyectos. Lo que digas que vas a hacer, ¡hazlo!

Hay que vencer la pereza, los miedos, la inacción. Tú, yo, somos los únicos que nos podemos motivar para actuar. Todos tenemos “la obligación” de hacer una revisión constante de las actitudes con las que afrontamos las diversas situaciones de la vida. Esas actitudes van a formar los hábitos que forjarán nuestro destino. Son factores poderosos en la vida que nos encauzan hacia el éxito o el fracaso. Al detectar un mal hábito, hay que cambiarlo a un buen hábito. Bacon decía: “Quien no aplica nuevos remedios, le esperan nuevos males”.

Ten presente que el actuar una sola vez no es suficiente, hay que actuar muchas veces. Así se han logrado realizar las obras y aportaciones más valiosas a la humanidad.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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