La imprudencia… tiene su costo
Juan Manuel González Ponce: La imprudencia… tiene su costo.
Una de las dolencias que padecen hoy algunos jóvenes, es el contar con padres que no respetan las reglas de ningún juego, o simplemente son malos perdedores. La cuestión aquí no sólo son las faltas de respeto o los problemas que tengas como padre para afrontar las cuestiones diarias de la vida con tus hijos, sino que lo preocupante es todo lo que tus hijos ven en ti, que luego intentarán copiar por verlo muy “normal”. Esto sucede mucho en el ámbito deportivo, cuando llevas a tus hijos a los juegos de futbol, beisbol o cualquier otro deporte. Todos hemos sido testigos, en algún momento, de alguien que se la pasa gritándole a su hijo, a la autoridad o al entrenador… y esto, no está bien, por muy experto que seas.
Aquí, 5 reglas que debes de respetar cuando vayas a ver a tus hijos participar en algún deporte:
1. No gritar: si te unes a las porras y los festejos no hay problema… el problema surge cuando te enfocas en los gritos a cualquier persona en la cancha o campo de juego, incluyendo a tu hijo de manera personal. Que seas su padre no te da el derecho de gritarle en público, porque eso pudiera ponerlo nervioso. De manera definitiva prohibidos los gritos ofensivos o agresivos de ti hacia él.
2. Respetar al entrenador: es básico no faltarte el respeto nunca al entrenador, aunque no estés de acuerdo en lo que está haciendo. Podrá equivocarse, pero él seguirá siendo responsable de los resultados en la actividad que realice. Si no estás de acuerdo, busca otro lugar, pero no desacredites la cabeza de un equipo nunca.
3. Respeta al árbitro: la autoridad en cualquier partido es primordial para respetar. Si no lo hacemos, lo que nuestros hijos ven se convierte en un detonador para cuando crezcan, pues repiten ese patrón con sus maestros, la policía o cualquier otra autoridad competente. Debemos aceptar las cosas y tomar las acciones necesarias si no estamos de acuerdo, pero mediante los procesos correctos, nunca faltando el respeto.
4. Nunca olvides que es un juego: antes de seguir, recuerda que sólo es un juego. Competir es correcto, pero no mediante intimidaciones o amenazas o por obligación. El juego es sólo eso, un juego, en el momento que te empiece a estresar, deja de ser divertido.
5. Apoya a tu hijo siempre: todos tenemos un mal día, nadie entra a jugar o competir y piensa en hacerlo mal. Aunque tu hijo haya tenido un mal día, apóyalo, lo necesita aún más que cuando le va bien. Si tienes que reprender por disciplina, hazlo, pero de manera privada.
Respeta.