La verdad de “Otis” y la salvada de Yucatán
Juan Vázquez Montalvo: La verdad de “Otis” y la salvada de Yucatán.
Ayer terminó el XIX Seminario Internacional de Huracanes que reunió a especialistas de aeropuertos, meteorólogos, personal de protección civil y personal militar de la República Mexicana y de América Central, E.U. y el Mar Caribe. Se trataron temas relacionados con la preparación contra la temporada de huracanes 2024, que todo indica será hiperactiva, lo que ha puesto en preocupación a la zona del Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe, región a la que pertenece la Península de Yucatán.
En el Seminario Internacional, sobre el tema del huracán “Otis”, que destruyó a Acapulco, los doctores Lixon Ávila, del Centro Nacional de Huracanes de Miami, Florida, E.U., y Omar García, enfatizaron que ningún modelo pudo predecir la intensidad con que pasó de huracán categoría 1 a categoría 5, en menos de 12 horas, ni con las actuales herramientas tecnológicas, llamados modelos matemáticos, etc. Esa situación preocupa mucho, ya que este evento de rápida intensificación podría repetirse en cualquier zona del mundo propensa a la afectación de ciclones.
Asimismo, los especialistas sugirieron que es necesario reforzar la cultura de la prevención contra huracanes en todos los sentidos, prepararse sobre todo con educación para afrontar esos fenómenos con la realización de simulacros, revisión de todos los planes de evacuación y, sobre todo, su actualización, así como la vigilancia de que se cumplan las normas establecidas de construcción, ya que ha sido uno de los principales problemas en muchas regiones afectadas por grandes huracanes en el pasado, pero la confianza de que ya no pasará otra vez hace que la población se relaje, y esto último es muy riesgoso, por ejemplo, preocupa en Yucatán por no saber cuánto se ha relajado la población por el tiempo transcurrido desde el último gran huracán que fue “Isidore”, en 2002, hace ya 22 años. Un tiempo amplio que a cualquier lugar haría caer en un colchón de confort, incluso podría hacer pensar que ya no habrá otra afectación por un huracán, tal y como ya pasó en 1988, pues desde 1967 no se presentaba el daño de un fenómeno meteorológico, lo que hizo que la ciudadanía y autoridades se relajaran al máximo, pero en 1988 llegó “Gilberto”.
También se habló de cuál fue la causa principal de que el año pasado, pese a que hubo una activa temporada de ciclones, prácticamente el Mar Caribe y la Península de Yucatán se la pasaron en calma, a lo que los científicos explicaron que se debió a que hubieron condiciones de divergencia, o sea que el aire seco descendía impidiendo la formación ciclónica que se caracteriza por la convergencia, o el ascenso del aire que provoca la concentración de altas cantidades de vapor y la formación de nubes, principal motor del origen de los huracanes.
De igual forma, se recomendó que ahora, con las grandes cantidades de precipitaciones que acompañan a los ciclones, las evacuaciones totales de zonas de alto riesgo deban realizarse mucho antes de que lleguen a la región los vientos con fuerza de tormenta tropical.
Por último, se habló de la categoría 6 de la escala Saffir Simpson, que ha sido solicitada por medios de comunicación del Reino Unido, pero no por científicos del mundo, aclarándose que no es necesaria, ya que en la categoría 5 se habla de daños extremos, y queda claro que no pueden haber más que ese tipo de afectaciones, por lo que no es factible esa petición, y yo comparto el punto de vista de los científicos.