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De las múltiples cosas que podemos recibir de aquellos que nacieron antes de nosotros y cuya sangre corre por nuestras venas, poco se puede controlar o escoger. Es como una tómbola donde jugamos con varios boletos que definitivamente serán merecedores de un premio, pero no sabemos cuál será. La enfermedad del abuelo, los terrenos de la abuela, la inteligencia de papá o las manos de mamá.

Otra cosa es lo que se hereda con aires de intriga. Circunstancias delicadas que nunca pudieron anticiparse y que, de haberlo hecho, quizá se habría dicho no gracias con una sonrisa. Juegos como el mismo número de hijos, la repetición de los nombres y una pulsión para reproducir acciones que no corresponden a la genética, sino a la suerte de las uniones invisibles atadas a un mismo camino que se repiten en círculo. Por más que se bifurquen los senderos, y se tomen pasos decididos para ir en otro sentido, los guiños de lo que se hereda nos vuelven a un rastro que terminamos por llamar historias de familia.

“Herencia”, novela del autor Miguel Bonnefoy, toma en sus manos la historia de la familia Lonsonier. La estructura, advierto primeramente, es de una magistralidad que genera envidia. Porque tomar las acciones de vida de tres generaciones y armarlas con arte, tacto y sensibilidad, es una tarea que no todos logramos con frecuencia. Cada párrafo está urdido con las palabras justas para guiar una historia que se mueve sin miedo en presente, pasado y futuro. Cada descripción, cargada de un ingenio que se adivina plenamente natural, es una caricia a todos aquellos ojos que buscan en libros el placer de la buena escritura.

La historia comienza con la travesía de un viaje en barco desde Francia con destino a California. Pero por caprichos de la vida, el primer Lonsonier llega a Chile. Su estadía, su crecimiento, y la promesa de una vid, hacen de sus primeros años los mejores tiempos que su descendencia jamás conocerá. Para ellos aguarda una historia repetitiva de ires y venires entre dos patrias ajenas a sus almas. Negocios, guerras, dictaduras, militarizaciones, torturas, enfermedades y muertes, son el centro que sostiene a una vida de generaciones que logran encontrar en la desgracia, aquello que une a las familias: una herencia desafortunada.

Escrita con la pluma de quien se atreve a jugar con el tiempo, “Herencia” es una novela excelente que toma las letras para abrazar dos países y unirlos en las casualidades del tiempo y las circunstancias humanas.

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