Tres cocineros y un huevo frito

Julia Yerves Díaz: Tres cocineros y un huevo frito.

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Las historias improbables dan pie a las reflexiones más inesperadas, las más incoherentes y también a las más humanas. Como si aquel cúmulo de palabras resultara en una catapulta emocional que nos hiciera saltar dentro de nosotros y llegar hasta el punto exacto con el cual podemos conectar.

Pero, ¿qué hay detrás de esas historias? Quizás haya versiones diferentes, perspectivas variadas, distorsión de los hechos, añadiduras, exageraciones, omisiones. No sabemos, y tampoco importa. Lo interesante, a mi punto de vista vital, es que lo que se narra nos llegue, nos guiñe, nos hable.

En “Tres cocineros y un huevo frito”, del autor Macedonio Fernández, estamos frente a un relato narrado a una voz, pero compuesto en tres momentos. Advierto que la secuencia de los hechos es, haciendo referencia a lo anteriormente dicho, improbable, pero no irreal. Quienes habitamos en este mundo, y en estos tiempos, conocemos la fragilidad de los instantes y los caprichos de la vida que con frecuencia resultan en historias increíbles.

En un hotel hay tres cocineros que se encargan, por el momento, de sacar la orden en curso: un huevo frito. Vemos entonces al cocinero uno que ha comenzado el trabajo, quizás preparado la sartén y dispuesto el aceite; no sabemos. Antes de lanzar el huevo al fuego, se dirige al segundo cocinero encargándole los pasos siguientes. “Atiéndeme ese huevo frito; debe ser así: no muy pasado, regular sal, sin vinagre”. El segundo, quien al instante lo atiende, es interrumpido por su mujer a quien le han robado la cartera. La orden, entonces, pasa al tercer cocinero: “Por favor, atiéndeme este huevo frito que me encargó Nicolás y debe ser así y así”. El huevo se hace, pero no hay quien lo entregue. El primer cocinero no está y el segundo está en los asuntos de su esposa. El mozo llama al mensajero y se detona un interrogatorio para saber a qué cliente corresponde el huevo que ahora se encuentra frío y algo deshecho.

Finalmente, el comensal recibe su orden, la saborea, cierra los ojos y recuerda toda una vida pasada, al mismo tiempo que exclama que es el huevo frito más delicioso que ha probado en su vida.

¿Cuál es el giro? Tras el éxito del hecho, el hotel cambia de nombre y ahora será reconocido como “Hotel de los 3 cocineros y 1 huevo frito”. Y en adelante, el platillo estrella tendrá que ser necesariamente armado en tres tiempos con tres personas. Un relato disparate, un relato increíble; posible, genial.

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