|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Imagínate ser un escritor aclamado por los lectores y la crítica, vivir de tu literatura, plasmar ideas, sentimientos, jugar con la realidad y la ficción, y que eso precisamente se convierta en un arma de doble filo para ponerte en una posición de vulnerabilidad en la que tu vida corre peligro.

Ahmed Salman Rushdie es un escritor británico-estadounidense nacido en Bombay, India, que cuenta con numerosos libros entre los que destacan: “Hijos de la medianoche” (1981) y “Los versos satánicos” (1988), siendo que este último le ha traído innumerables problemas desde el día de su publicación, y es el responsable del atentado que sufrió el 12 de agosto de 2022, en el recinto de Chautauqua, donde su agresor logró asestarle de 12 a 15 puñaladas, una de ellas penetrando profundamente en el ojo derecho del escritor, y sin embargo logró sobrevivir.

A continuación comparto un fragmento del libro “Cuchillo” (2024), en el que Salman relata lo que vivió en ese día trágico que cambió su vida, así como una serie de meditaciones para lograr entender el porqué de dicho proceder: “Habían pasado treinta y tres años y medio desde la famosa sentencia de muerte dictada por el ayatolá Ruhollah Jomeini contra mí y todas las personas implicadas en la publicación de Los versos satánicos, y confieso que durante esos años había imaginado más de una vez a mi asesino viniendo hacia mí en algún lugar público exactamente de esa manera…”.

Cabe recalcar que ese día el recinto, el cual tenía capacidad para cuatro mil personas, no contaba con ninguna medida de seguridad, y fue una situación paradójica, ya que el escritor junto con Henry Rose iban a dar una conferencia sobre: la creación en Norteamérica de espacios seguros para autores extranjeros.

El autor va narrando de manera puntual las escalofriantes escenas que vivió en ese fatídico día, donde todo lo ve en cámara lenta, las cuchilladas no las sintió en el momento, hasta que por el pasar de los minutos sentía sus órganos calientes, la sangre a borbotones lo hace delirar. Entre el público se encontraba un bombero que iba de civil al encuentro, él fue quien logró poner su dedo en la herida que tenía Rushdie en el cuello, para evitar que la sangre saliera disparada, así que fue considerado por el escritor uno de los héroes que le salvaron la vida.

A pesar de que logró librarla, tuvo un largo proceso de terapias para poder recuperar de alguna manera su calidad de vida, primero que nada, hacer ejercicios para poder caminar nuevamente, también para poder hacer sus necesidades fisiológicas con normalidad; de igual manera, parte del labio perdió fuerza por la gravedad de las lesiones por lo que le tuvieron que realizar una prótesis que le permitiera comer, entre muchísimas dolencias físicas, espirituales y mentales que le han dejado secuelas y que ha ido tratando poco a poco para recuperarse.

Su esposa Eliza, así como sus hijos Zafar y Milán Rusdie, han sido pieza fundamental para su recuperación, él sabe perfectamente que las cuchilladas no lograron arrebatarle la vida, pero sí la visión de su ojo derecho, así como piezas invisibles del propio ser que fueron atrozmente violentadas y de alguna manera flageladas, pero sigue en la lucha con el mayor optimismo.

“Cuchillo” no fue la muerte, sino la fuerza para reinventarse y salir adelante

Lo más leído

skeleton





skeleton