La Semana Cultural en homenaje al prócer yucateco Felipe Carrillo Puerto inició con una ofrenda floral ante su busto, ubicado en el teatro que lleva su nombre de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

Las actividades son organizadas por la Asociación Carrillo Puerto Yucatán que preside la maestra Lizbeth Margarita Carrillo Beltrán, quien estuvo acompañada de sus distinguidos miembros. Honrar la memoria del insigne revolucionario socialista don Felipe Santiago Carrillo Puerto, nacido en Motul el 8 de noviembre de 1874, es un acto de verdadera justicia.

Nadie puede imaginar capítulos de gloria y de férrea lucha por los ideales agraristas sin la figura de Carrillo Puerto. Un hombre de vanguardia y de respeto considerado apóstol y mártir; una figura de pensamiento libre y actuar audaz que logró muy importantes cambios en las mentes y en los actos de un pueblo que supo seguir y construir a su lado una doctrina que fue entonces pensamiento y memoria de todos. Y es a través de esa memoria que la voz, mirada e ideario de Carrillo Puerto deben prevalecer hoy, a 148 años de que vio la luz primera y, que fue a través de ella, de esa misma luz, que pudo alumbrar episodios en la vida del pueblo maya, el pueblo que le profesó respeto y solidaridad, y siguió sus redentoras luchas e ideario por tantos años.

Recordar a Felipe Carrillo Puerto es acercarnos también a la reflexión profunda de lo que hoy ocurre con los indígenas y con la propia cultura a la que él tanto defendió. En el imaginario popular, figuras como la de él solo pueden seguir vivas si en cada uno de nosotros prevalece y nos enciende ese susurro que desde su voz nos dice lo que aún sufre esa raza maya y que en sus huellas por los caminos que todavía transitan, los vemos andar solos sin ese sustento y las carencias que no les permiten una vida libre en su propia tierra.

Los estudios de historia política y, en tiempos más recientes de historia social y educativa, deben ser parte fundamental para seguir con los ideales carrillistas de dar a nuestros pueblos la seguridad de desarrollo y los espacios propicios para mejorar y lograr significativos avances de igualdad en las niñas, niños y jóvenes indígenas de Yucatán.

Sólo así podremos mirarnos a los ojos en igualdad de circunstancias. Ni más ni menos. Una sociedad que en pleno siglo 21 no logra borrar esas barreras y diferencias entonces no puede llamarse comunidad libre. La orientación a las políticas culturales de Carrillo Puerto son también testimonios vivos de lo que debe prevalecer para seguir honrando su memoria.

Son muchos los que han escrito sobre la vida del Hijo Predilecto de Motul y lo han hecho a través de sus propias ópticas. Lo que sí puedo hoy asegurar, es que fue un yucateco con ideales de verdadero cambio, un socialista encaminado a lograr un nuevo Estado progresista y valiente.

La voz de Felipe trasciende y sigue conmoviendo a pesar de los tiempos y de aquellos vientos que aún continúan libres como los mismos susurros de su voz.