Lo más importante de lo menos importante

Martín Martínez Erosa: Lo más importante de lo menos importante.

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En la vida existen cosas que son verdaderamente importantes y que deberían ser siempre prioridad. La familia siempre tendría que ser lo más transcendental, seguido de la salud de los seres queridos y la seguridad familiar. Y partiendo de ahí, aspectos como los amigos, la vida de las personas, la dignidad humana, la paz entre seres humanos y países, el respeto, la justicia, la seguridad alimentaria, de vivienda y económica para todas las personas del mundo, la seguridad social y atención médica, el cuidado del medio ambiente, respeto a los seres vivos, la conciencia ecológica y muchos más que seguramente olvido.

Ciertamente hay cuestiones que tendrían que atenderse para mejorar la calidad de vida de las personas, la coexistencia armónica y la protección al planeta. Pero la vida igual está llena de cosas o situaciones que podrían parecer intrascendentes o superfluas, pero que son valiosas para muchas personas, a tal grado que incluso llegan a desplazar aspectos que son verdaderamente importantes. La moda, el entretenimiento, los lujos y muchos otros.

Pero dentro de todas esas cosas que verdaderamente son intrascendentes, superfluas y realmente poco importantes, hay una que destaca sobre todas ellas: el futbol.

Una actividad que queda atrapada dentro de un limbo de conceptos que impiden definir con certeza si es un juego, un deporte, una competencia, un negocio, una industria, un entretenimiento o incluso… una mafia. Pero que, sin embargo, ocupa un lugar preponderante en la conciencia (o inconciencia) popular.

Se dice que en medio de la primera guerra mundial un balón en el campo de batalla propició una tregua entre los soldados alemanes y británicos para dar paso a la alegría del juego. Y en el otro extremo se tomó como pretexto un partido de futbol para desatar una guerra entre El Salvador y Honduras en 1969.

Hoy día incluso hay gente que no sabe quién es Milei ni Rebelo de Souza, pero que conoce a Messi o Cristiano Ronaldo, que sabe que Haaland es Noruego, pero no ubica Noruega en el mapa, o que podría recitar los países que han ganado la copa del mundo de futbol, pero que no tienen idea del motivo del conflicto entre Rusia y Ucrania o el de Israel y Palestina.

Muchas personas están más pendientes de los resultados de su equipo el fin de semana que de los asuntos que se discuten en las cámaras o que incluso en los foros virtuales donde se abordan temas políticos, hay quien termina escribiendo “ganaron mis Pumas, Chivas, Águilas” o el que usted desee.

Yo mismo confieso ser adicto a la emoción que genera ese balón disputado por 22 héroes efímeros, sin embargo, le invito a recordar que ya sea gane o pierda su equipo, golee o sea goleado, sea campeón o descienda, la vida sigue. Y con ella hay cosas verdaderamente importantes que debemos atender, atesorar, valorar. Disfrutemos sus emociones sin remordimiento, pero pongamos el justo valor y no olvidemos que a fin de cuentas es lo más importante… de lo menos importante.

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