Como sombras llegan los recuerdos
Michelle Parra Conde: Como sombras llegan los recuerdos.
De esas casualidades hermosas de la vida, mientras contemplo un pasillo lleno de historia, al son de una hermosa noche, una pequeña mariposa se posa junto a mi mano y no puedo evitar el hecho de que llegue hacia mí una reflexión, pues, así como el vuelo de la misma, así se van los momentos tejiendo únicamente telarañas en nosotros, delicadas, pero de magnífica forma. Entonces, observo las imágenes a color de lo que un día se vive, de cada historia que se queda como pincelada en el lienzo del alma, formando a veces paisajes alegres o tal vez, proyecciones de anhelos.
Los ecos de las risas como notas musicales que penetran cual dulce melodía al oído, se envuelven en la mente y bajan directo hacia el corazón. Ahí están, ahí se quedan, armando la partitura del ritmo que representa el camino propio y que sólo ha de tocarse si se es valiente y se desea regresar al pasado, de lo contrario, se mantiene estático como suelen permanecer los suspiros a la distancia, tan frágiles, pero al mismo tiempo tan densos cuando se emiten, pues son el resultado de la alegría, plasmando una sonrisa en el rostro y logrando que el interior comience a dar pequeños brincos.
Sin embargo, por otra parte, existe una lucecita cuyo resplandor se enciende en el centro del pecho, y que, al tocar con precaución cada recuerdo, tiene el poder de hacerse enorme o transformarse en algo diminuto, pero, ello no significa que deje de brillar un solo instante, y de ahí entonces comienzan a volar los pensamientos que se escurren desde la cabeza, pasan por las manos y, a veces, logran darnos un cálido abrazo, mientras otras tantas se esfuman, se vuelven tan efímeros y tan líquidos que son imposibles de conservar.
¿Qué es la vida sin lo abstracto y lo irónico? Sin aquella incertidumbre que nos inunda de miedo y nos paraliza para no atrevernos, pero al mismo tiempo, nos resta de la oportunidad tan preciada de dar, precisamente, ésa pincelada en la memoria ajena, ése trazo que puede llegar a ser tan significativo que se convierta en el para siempre, acompañando a la perpetuidad de lo que somos. ¿Qué es entonces lo que realmente queremos? ¿Cómo deseamos plasmarnos? Podemos ser tan vagos como la oscuridad o impregnar de luz todo aquello que toquemos, transformando el presente de lo que nos rodea, dotando con ello de nuevas formas de intentos por alcanzar a comprender un poco de esto que llamamos vida. Por lo tanto, que lo bello que viva en tu sensibilidad permanezca para siempre en color para que con gratitud recuerdes y vuelvas a vivir, porque todos estamos hechos de pasado con matices infinitos, pero de nosotros siempre ha de depender a quiénes les permitimos dibujar en nuestro presente, sólo es cuestión de ser creativos para entender lo que se hace, se recibe y se perfecciona, sin olvidar que la cobardía solamente acompaña a todos aquellos que nunca se permiten intentar mientras que quienes se atreven permanecen en el mejor lienzo: el corazón.