Complejo de henequén
Michelle Parra Conde: Complejo de henequén.
Seguramente por algún motivo has de haber escuchado hablar del henequén, sobre todo si perteneces a la Península de Yucatán, pues fue esta planta, también denominada “oro verde”, la encargada de otorgar un esplendor económico, especialmente al Estado yucateco, debido a su cosecha y los productos que derivaban de la misma. Sin embargo, una de sus más grandes virtudes radica en el hecho de que esta planta se “cultiva sola”, es decir, no requiere algún tipo de fertilizante o abono externo para crecer.
Partiendo de lo anterior, la pregunta es la siguiente: ¿alguna vez has escuchado la expresión: “tiene complejo de henequén”? Si no es así, permíteme ponerte en contexto. Iniciemos con el significado que la palabra “complejo” tiene dentro de esta expresión, por lo que ha de entenderse no del modo de sentirse avergonzado o inseguro por alguna característica en nosotros, sino todo lo contrario, es decir, este concepto debe tomarse para esta frase como la actitud que un individuo emplea para compensar sus inseguridades, baja autoestima y sed de aprobación, buscando entonces demostrar, incluso de modo inconsciente un “complejo de superioridad” ante todo y todos.
En estos momentos, posiblemente te estarás preguntando, ¿cuál es la relación entonces entre el complejo y el henequén? Cosa simple de responder: los individuos con complejos de superioridad, tienden a ser, en diversas ocasiones, personas con un egocentrismo arraigado que es reforzado, ¿de qué manera?, se diría popularmente hablando, que lo hacen “echándose flores”, es decir, “cultivándose” como el henequén, el cual, recordemos, “se abona él solo”.
En este punto es importante aclarar que no se pretende hablar de actitudes vistas a través de la lupa de la Psicología, sino únicamente desde la experiencia y vivencia humana, pues todos en alguno de nuestros entornos, hemos tenido que coincidir con este tipo de comportamientos, ya sea de forma lejana o cercana. Y es que, una vez más, vale la pena hacer énfasis en el egocentrismo, mismo que nubla la razón y hace creer que toda acción llevada a cabo es sublime y, por tanto, debe de ser reconocida todo el tiempo, buscando incluso modos forzados de aceptación, vendiendo una concepción de quien lo hace, muy distante a su realidad.
Se debe tener precaución y aprender a discernir lo que vale en verdad a lo que está sobrevalorado, aprendiendo de lo mejor y los mejores, aplicando el conocimiento y siendo constantes pero verdaderos, sin pantallas ni apariencias. Vincent Van Gogh no es catalogado como un gran pintor sólo por haber hecho una obra, incluso ni en vida lo fue, muriendo en la pobreza, pero sin ser oportunista para sobresalir, y entendió que una cosa es buscar una oportunidad y otra es forzar la misma, haciendo creer que te es otorgada cuando en el fondo sabes que es producto de tu manipulación.
En resumen, este complejo se combate con: la humildad, pues créeme que quien es realmente bueno en algo no necesita vanagloriarse, autohomenajearse, ni vivir a costa de las virtudes y esfuerzos de los demás. Aprendamos entonces, que nosotros decidimos qué tanto dejamos crecer a un henequén