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Todos conocemos el significado de lo que realmente es indispensable, es decir, aquello que resulta en extremo necesario. Dicho término, en cuestiones del sentimiento humano, puede poseer un significado diferente para cada individuo, e incluso resulta que posee la virtud de ir cambiando, dando como consecuencia entonces que lo que creemos que es indispensable en el hoy, probablemente ya no lo sea para el mañana.

Lo anterior podemos plantearlo de la siguiente manera: imagina que tu vida es como un viaje donde existe una carretera que te lleva a diferentes sitios; algunos elegidos por voluntad propia, mientras que a otros llegamos sin haberlo decidido. Sobre los hombros, llevas colgando una mochila, en ella con el tiempo comienzas a guardar cosas que consideras importantes para conservar, pero recuerda, esto es algo que tú piensas y en el momento sientes que es necesario, mas eso no significa que así lo sea. Continúas con tu camino el cual, algunas veces, te presenta días soleados, mientras que otras tantas debes aprender a caminar bajo la lluvia y, entonces, es en este punto cuando te percatas de que la mochila te resulta demasiado pesada y, aún así, intentas a cada instante seguirla cargando y por instantes pareciera que eso es posible y que puedes continuar con ello, hasta que todo rastro de fortaleza se esfuma y, aunque te aferres a no hacerlo, es necesario que hagas una pausa para abrirla y sacar de ella todo aquello que solamente está provocando que se sienta pesada. Y es aquí donde tienes que decidir entre lo que realmente es indispensable y lo que no, lo que vale la pena seguir llevando y lo que es mejor dejar a un costado del camino.

Tal vez, al inicio, será difícil tomar una decisión firme en cuanto a lo que permanece y lo que debe de irse, pues pensamos que llegará un punto en el que requiramos de ello o que quizá en algún instante se convertirá en algo más liviano y podremos seguirlo cargando, pero siendo realistas sabemos que esto no sucederá y tendrás que aprender a soltar. Seguirás tu camino, y va a llegar el momento en el que descubras que tomaste la mejor decisión, pues tu andar es más tranquilo sin la angustia de tanto peso sobre ti.

Reflexionemos lo anterior, pues en la vida habrán siempre situaciones, lugares y personas que tienen un espacio en esa mochila que llevas, aquella que en algunas ocasiones te es ayudada a cargar y en otras te das cuenta de que el único que la lleva eres tú, entonces, eres el único responsable de decidir a qué le das ese sentimiento de indispensabilidad y tal vez irás encontrando aquello que ya no puedes ni debes seguir llevando, a eso colócalo en la orilla del camino con mucho amor y agradecimiento, porque te ayudó a ser más fuerte, pero en un lugar diferente, estando consciente de que no se debe sufrir en el andar, sino disfrutar de cada paisaje al hacerlo para que le brindes a tu paz, ante todo, esa indispensabilidad.

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