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Si hiciéramos una radiografía de la comunicación que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha empleado por décadas, queda claro que el tabasqueño no ha cambiado ni un ápice en sus formas y modos.

Aun así, los líderes de los partidos de oposición siguen haciendo lo mismo: cometiendo error tras error, al contestar una y otra vez a cada uno de los disparates que lanza el Ejecutivo por las mañanas. Ni Marko ni “Alito” ni Zambrano han entendido que, de seguir así, nunca lograrán poner en jaque al señor de Palacio Nacional.

Seguirle el juego al Presidente solo hace que haya un único ganador, o sea, el propio mandatario. Entrar en el redil de los temas aprobados por el Gobierno Federal, solo hace que la agenda oficial ocupe toda la atención. Se habla de lo que conviene al régimen una y otra vez, sin lograr que las voces disidentes posicionen sus propios temas.

La estrategia oficial es una calca de la que usó López Obrador durante su paso por el Gobierno del entonces Distrito Federal, por aquellos años no importaba lo que él decía solo ser quien gritoneara más fuerte. Hoy, por desgracia, las cosas no han cambiado tanto.

Un político como López Obrador, quien se autodefine como alguien “aflojado en terracería”, debido a la eterna campaña que lo llevó a recorrer el país apoyado por las tan criticadas aportaciones que refiere el libro “El rey del cash”, sabe que ganar la nota en los medios vale, y vale mucho. Es por ello por lo que madruga para dictarle la agenda a quien se deje, lástima que dentro de la oposición son muchos los que se apuntan gustosos.

El resultado es lamentable, día tras día la oposición contesta en un soliloquio a lo que el señor dijo horas antes. Para cuando los días agonizan también lo hacen las palabras huecas que lanzaron aquellos que pretendieron hacerle frente al Gobierno desde las oxidadas trincheras partidistas.

Sería iluso pensar que los líderes de la oposición no recapacitan respecto a que, lo que hacen, no abolla la armadura del obradorismo; sin embargo, cuando se ve este asunto a través de una lupa distinta, por ejemplo, la de los juegos internos por el control de cada organización, todo apunta a que los caciques del PAN, PRI y PRD, sin excluir a otros colores de la misma calada, solo quieren seguir viviendo de las prerrogativas.

¿Saben de qué deberían estar hablando todos esos que se dicen en contra del Gobierno? De la guacamaya y del tremendo boquete que ese escándalo causó. Ahí deberían estar todas las baterías, en escudriñar hasta el último archivo para evidenciar los abusos, inoperancias y malos manejos de la actual administración.

Habrá quien piense, con justificada razón, que los hackers han hecho mucho más que los partidos de oposición, y eso ya es decir bastante. 

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