|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La política mexicana ha tocado fondo pues se ha propagado una especie de depredación en la que ya no importan los valores, la educación ni el respeto entre semejantes. Hoy más que nunca: el fin justifica los medios.

¿Dónde queda la ciudadanía en medio de esa carnicería patrocinada por los partidos?, ¿qué gana el pueblo de un ambiente tan polarizado en el que solo hay bandos y ni una pizca de hermandad?, ¿quién gana y quién pierde?

La situación es por demás grave al poner en la cuerda floja a la estabilidad del país. ¿Cree, usted, que el escenario suena exagerado? Basta leer con ojo crítico las noticias, los discursos, los posicionamientos. Ahí están los cambios de lenguaje que anteceden el cisma social.

Mientras tanto seguimos discutiendo en las sobremesas acerca de las frases cómicas, chuscas, incoherentes, graciosas, que dijo el Presidente en la más reciente mañanera. A la par, el entramado institucional que conocíamos se desmorona gracias al dogma, la sinrazón, la necedad, el odio y la incoherencia.

No todo es culpa de Morena, aunque nadie puede negar que llevan mano en las desgracias. En el centro está la inoperancia de la clase política mexicana que desde las dirigencias de los institutos políticos se atrinchera entres sus privilegios caducos que los alejan cada vez más de la gente.

Será la sociedad civil la que rebase a los partidos por fuera, en un nuevo vehículo que cumpla con las expectativas de ciudadanas y ciudadanos ávidos de representación. Todo aquello que las personas no encuentran en los partidos terminará, sí o sí, siendo construido en otro lado.

La soberbia terminará por sepultar a los partidos tal como los conocemos, su involución los ha condenado a desaparecer en el corto o mediano plazo. La historia resulta una ventana hacia lo que ya aconteció en otras latitudes y que será destino en México para aquellos que se niegan al cambio.

Están llegando a su fin esa época de las opciones limitadas, de los únicos dos candidatos para elegir, del blanco y el negro, del malo y el menos peor. La novedad está en la libertad, le pese a quien le pese, en decidir dentro de un abanico qué cosas preferimos para nuestro día a día.

La política mexicana patalea como parte de sus últimos berrinches. Algunos ya vieron el escenario, otros se aferran a las viejas mañas como único medio de subsistencia. Si no entienden que no entienden, entonces no han entendido nada. Al tiempo.

ENTRETELONES

Quien sea que ocupe la candidatura oficialista de Morena para el 2024 es lo de menos, la fuerza de esa mujer u hombre estará anclada a la popularidad con la que cierre López Obrador. Es por ello por lo que al presidente no le importa quemar las cartas con anticipación, cuando llegue el momento la unción será de quien haya logrado mantenerse de pie.

Lo más leído

skeleton





skeleton