Marionetas nerviosas
Miguel Ángel Sosa: Marionetas nerviosas.
El desgaste al que fueron sometidas las “corcholatas” durante los últimos meses ya les está cobrando factura, pues el tamiz de la realidad los acomoda en el nivel que siempre debieron tener: el de meros suspirantes.
Hoy más que nunca, el presidente López Obrador tiene entre sus manos una hoja en blanco para escribir el nombre del o la sucesora. Paradójicamente, tras un carnaval de proselitismo ilegal por parte de Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto, nadie puede decirse aún ganador de la bendición del Tlatoani.
Los tres arrancaron muy pronto y en sus campañas el oxígeno empieza a escasear. Además, la guerra intestina se recrudece ante la indefinición del patriarca. Otros cuadros también comienzan a moverse, ven posibilidades de colarse entre las fisuras que deja la aparente inacción del Ejecutivo.
Hay mucho nerviosismo entre los morenistas, quienes acostumbrados a seguir a rajatabla la voz del pastor, no saben qué hacer frente al profundo silencio. Mientras tanto, el Presidente se regodea en Palacio Nacional, observa, planea y se divierte con las cuerdas que hacen bailar a sus marionetas.
¡No hay prisa!, es el mensaje que entrelíneas recorre la telaraña de Morena. No son pocos los que se muerden las uñas y que buscan como sabuesos aunque sea un pequeño guiño que les pueda dar rumbo, que les permita decantarse a tiempo por aquel que será el personaje elegido.
Los pioneros que apostaron por Claudia Sheinbaum ya están metiendo reversa ante los mensajes cruzados que emite el Presidente. ¿Es o no la favorita?, dudan, y no es para menos. En pocos meses, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México pasó de tener el foco y toda la atención a ser una más del montón.
Nadie duda de que entre la baraja que incluye a Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto, pueda estar el ganador, las posibilidades son altas y negarlo sería un error; sin embargo, hay voces que auguran que el tapado viene de otras latitudes.
El problema al que se enfrenta la triada de punteros es que la situación actual los coloca en escalones demasiado endebles. ¡Vaya!, qué certeza pueden tener si al parecer todo dependerá de los ánimos de una sola persona: el señor Presidente, líder máximo de todo el ejército guinda.
¿Qué pasaría si a López Obrador se le ocurre revolver la chistera?, sería una hecatombe que el patrón se decidiera por un cuadro aún no visible para el resto. De que puede, puede. De que quiera, eso está por verse.