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Hoy los jóvenes se preocupan por temas tan ajenos a la oferta política de los partidos que pareciera que, estos últimos, le hablan más al Sol y las estrellas y no a las nuevas generaciones de mexicanos.

Los partidos se dirigen a un grupo que creen homogéneo, medible y manipulable y que, además, se inventaron en una de tantas disertaciones estériles dentro de los famosos cuartos de guerra.

Para el Gobierno, la juventud de México cabe en el costal de las becas clientelares que cobran los “ninis”. Al poder no le importa qué piense la juventud ni hacia dónde considera que el país debe caminar.

Al Gobierno le urge un adoctrinamiento a punta de migajas en lugar de educación de calidad y oportunidades laborales y de desarrollo. Lo anterior, aunque suene a queja contra del oficialismo, también salpica a los jóvenes que observan impávidos lo que sucede y no hacen ni el mínimo esfuerzo por cambiar las cosas.

El futuro dará la razón a los críticos del sistema, sabremos qué tan cara resultó la apuesta por escoger un papel de meros observadores. En el peor de los escenarios se buscarán culpables en otro lado pues es bien sabido que el triunfo tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana.

A los adultos del mañana, los mismos que de jóvenes habrán dejado pasar oportunidades por acomodarse a las circunstancias, les costara mucho enderezar el rumbo de la vida pública. Nada es imposible, pero qué necesidad había de echar a perder el vuelo que llevaba la nación.

Tal como los mexicanos lo han hecho, una y otra vez, se encontrarán las formas de encausar a la patria. Los férreos defensores del oficialismo mexicano serán los arrepentidos del mañana, aunque falta mucho para que las arenas de la conciencia se aplaquen en los corazones alebrestados por odios ajenos.

Vendrán otras batallas, otras pugnas con nombres distintos. La ruleta seguirá girando y quedarán en la historia los hitos y errores de esta administración. Los jueces serán los años que tardará la realidad en encontrar rumbo tras la irrupción de rencores como los principales firmantes de tantos cambios constitucionales. Al tiempo. 

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