Xóchitl y la inercia malsana
Miguel Ángel Sosa: Xóchitl y la inercia malsana.
La candidatura de Xóchitl Gálvez es una especie de naufragio del que no se ven indicios de que pronto llegue a tierra firme. A los panistas les causa roña verla rodeada de los descendientes políticos de Plutarco Elías Calles, mientras que a los tricolores no termina por convencerlos la calca que se está haciendo de la campaña fallida de Ricardo Anaya.
El simple hecho de que “Ricky Riquín Canallín” apareciera para sumar su apoyo a Xóchitl hizo que muchos levantaran las cejas. Con los altos negativos que lleva consigo Anaya, lo único que hizo fue trasladar su propio “hate” hacia la candidata frentista.
Xóchitl va de mal en peor, aunque no todo es culpa suya. Esa honestidad a flor de piel que la caracteriza le ha causado varios tropezones, pues una cosa es que tenga experiencia subiéndose a los templetes y otra, que sepa manejarse bien en ellos. Además, la persigue esa necedad de querer responder a todo cuando el silencio, la prudencia y la estrategia le auguraban mejores resultados, sobre todo en batallas que no debió nunca haber hecho suyas.
Lo del plagio de su tesis puede convertirse en la pifia más grande de la campaña de Xóchitl. La lección es clara: no puedes escupir para arriba y pretender al mismo tiempo que saldrás bien librada. La prueba está en la doble moral que, hoy sabemos, la oposición manejó en torno a la honradez y pulcritud académica de los cercanos al tabasqueño.
Cuando se pierde la congruencia se pierde todo, porque no hay verdades que se puedan sostener cuando la estructura es tan endeble que la puede mecer cualquier vientecillo. Xóchitl ha demostrado que le cuesta amalgamar el sentimiento antiobradorista para unificarlo y potenciar su propia imagen, navega dando trompicones en una especie de inercia malsana.
¿Qué viene en los próximos meses? El descalabro de Xóchitl, quien irá viendo que las huestes azules no son tan fieles y al ver los barcos arder buscarán otros horizontes. También los priistas tomarán distancia, estarán en la foto y en las conferencias de prensa, pero nada más. “Alito” dispondrá desde el palacete de Insurgentes qué tanto amor se dosificará a esta campaña.
Del PRD pues ni hablamos, sumergidos en una especie de nata cósmica son como el gato de Schrödinger: nadie sabe si al finalizar esta elección seguirán vivos. Mermado desde el nacimiento de Morena, el Sol Azteca lleva rato conectado al respirador artificial que le representa el Frente Amplio por México.
En voz de Facundo Cabral, podría decirse que Xóchitl no es de aquí ni es de allá, por eso la campaña carece de un eje de propuesta. Una vez más, López Obrador, y ahora Sheinbaum, van a jugar a dictarles la agenda. De la propia oposición depende si sacan la pluma y se ponen a tomar nota, o si se levantan a dar cátedra.