Pecados, enfermedades y actos de confesión entre los mayas

Miguel Güémez Pineda: Pecados, enfermedades y actos de confesión entre los mayas.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Durante el periodo colonial, los mayas peninsulares escucharon recurrentemente sermones y prédicas, en su propia lengua, de sacerdotes y predicadores quienes utilizaron palabras, frases y expresiones cristianas traducidas o glosadas del español a la lengua maya; términos referidos a la obediencia, la santidad, y a las diversas formar de cometer pecados y cómo resarcirlos, entre muchos otros de la vida cotidiana o que atañen al ámbito religioso. No olvidemos que en iglesias y conventos de la Península existían laboratorios lexicográficos donde los frailes documentaban todo en cuanto concernía a la lengua y las costumbres del pueblo maya.

El confesionario resultó de gran utilidad para los frailes, pues a través de la confesión pudieron acopiar y sistematizar las distintas concepciones de los indígenas acerca del pecado, actos que los mismos religiosos consideraban deshonestos dentro del régimen cristiano, especialmente los de naturaleza carnal. Aunque también se decían otros de mal comportamiento, de procedencia prehispánica, como aquellos que trasgredían normas rituales y de orden religioso relacionados con el culto de los ancestros y con las deidades inmediatas a ellos: de los cerros, montes, ríos y demás aspectos de la naturaleza y cuya trasgresión podía derivar en graves enfermedades y otros castigos divinos. La principal preocupación de los frailes era ver hasta qué grado estaba extendido el pecado carnal entre los indios, encerrado en el sexto mandamiento: “no fornicarás”.

Esto se evidencia en un confesionario en lengua kakchikel de mediados del siglo XVII escrito por el predicador fray Antonio de Saz. De 45 preguntas, ocho estaban dedicadas al pecado carnal; he aquí algunas de ellas que se preguntaban a los varones: ¿deseaste a alguien?, ¿llegaste a alguna mujer?, ¿era casada?, ¿te deleitaste torpemente? Di cómo. ¿Era tu parienta, o parienta de tu mujer?, ¿en qué grado?, ¿era tu comadre? A las mujeres se les hacían preguntas similares, pero no se incluían detalles sobre la forma en que habían copulado.

Fray Diego de Landa apunta en su Relación de las Cosas de Yucatán que los de índole sexual eran los pecados por antonomasia y se castigaban y repudiaban severamente. Los propios mayas imputaban al pecado carnal la causa de algunas enfermedades o infortunios. El origen del mal se establecía al través de la confesión que se hacía al sacerdote, al médico o hechicero que los curaba. Cuandose creía que la enfermedad terminaría en muerte, la confesión podía hacerse públicamente a parientes cercanos (marido, esposas, padres, madres, hermano/as). Esta costumbre estuvo bastante difundida y arraigada entre los grupos del área maya. Lo que importaba era revelar el secreto que se había estado guardando sobre el pecado, dándolo a conocer abiertamente, sin importar a quién se hiciese.

Los pecados que comúnmente se atribuían eran los de hurto, homicidio, de la carne y falso testimonio y, con esto, se creían salvos. Aunque en los hechos, el cumplimiento de la justicia variaba según la condición social del pecador; por ejemplo, se consideraba normal la práctica de la poliginia entre laspersonas de alto rango. Para ellos no era pecado, pues por lo general las concubinas provenían de la clase baja, principalmente esclavas, que se les podía usar como cosa y, por lo tanto, no cabía mencionarlas en los actos de confesión.

Lo más leído

skeleton





skeleton