Fortalezcamos la convivencia fraterna entre la humanidad

Miguel Óscar Sabido Santana: Fortalezcamos la convivencia fraterna entre la humanidad.

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La humanidad ha avanzado mucho para consolidar el respeto pleno a los derechos humanos, aunque falta recorrer más camino, sobre todo, cuando hay problemas que afectan a la supervivencia de la población, como el hambre y la pobreza.

La ONU ha señalado en su calendario el Día Mundial de la Alimentación y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 16 y 17 de este mes, respectivamente.

Aunados a estos problemas, hay otros factores que la mano del hombre aviva, para agravar esas amenazas, como el cambio climático que afecta a la población pobre que habita en las zonas rurales, perjudicando el rendimiento agrícola y la productividad. Esto contribuye al aumento de plagas y enfermedades, a la vez que degrada la composición de los nutrientes que la tierra proporciona a los cultivos básicos.

Dos tercios de quienes padecen inseguridad alimentaria aguda son productores de alimentos rurales. El año pasado, unos 193 millones de personas experimentaron alto grado de inseguridad alimentaria aguda, requiriendo asistencia humanitaria para sobrevivir y más de medio millón enfrentó la inanición y la consecuente muerte. Más de 3 mil millones de personas, casi el 40% de la población, no tienen acceso a una alimentación saludable.

Resulta paradójico que los guardianes del 80% de la biodiversidad terrestre del mundo, en el 22% de la superficie sin mares, los pueblos indígenas sean quienes sufren tasas más altas de pobreza, malnutrición y desplazamientos internos, comparados con los grupos no indígenas.

Sin duda alguna estamos avanzando en el camino para aliviar esos males que se extienden sobre gran parte de la población mundial. La ONU estima que desde el año dos mil los países en desarrollo han experimentado un crecimiento económico notable, por encima de las naciones avanzadas, lo que sin lugar a dudas estimula la reducción de la pobreza, a la par que mejora los niveles de vida de la población, con cambios positivos en el empleo, la igualdad de género, la educación y la asistencia sanitaria, entre otros.

Sociedad y autoridades tienen que redoblar esfuerzos, trabajando codo con codo, rumbo a la erradicación de la discriminación, la violencia y otras actitudes que menoscaban la dignidad de los seres humanos.

Eliminemos de nuestras vidas los conflictos de valor y seamos solidarios con quienes están en nuestro entorno, para hacer realidad de una vez por todas ese Artículo Primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

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