Hagamos de nuestros hogares refugio contra la violencia
Miguel Óscar Sabido Santana: Hagamos de nuestros hogares refugio contra la violencia.
Ayer se conmemoró el Día Internacional de la no Violencia, instituido por la Organización de las Naciones Unidas en 2007, en honor al nacimiento de Mohandas Karamchand Gandhi, conocido como Mahatma, Alma Grande, Gandhi, a quien se considera el padre de la no violencia.
Con su resistencia pacífica, Gandhi logró la Independencia de la India, el 14 de agosto de 1947. Lamentablemente su muerte, a manos de un fanático hinduista, el 30 de enero de 1948, por disparo de arma de fuego, lo convirtió en víctima de la violencia que siempre combatió.
En el mundo entero es necesario abatir la violencia en todas sus formas, como nos dice la ONU, al estimar que la delincuencia y la violencia de género supera con creces a las víctimas fatales de las guerras.
No es mi propósito hacer un recuento de las muertes que se han dado en diversas partes del mundo, sino hacer luz respecto a la normalización de la violencia en el seno de nuestra sociedad, e incluso en nuestros hogares.
La Organización Mundial de la Salud considera que niños y adolescentes varones son más propensos a sufrir la violencia en el seno de las familias, lo que los haría más proclives a repetir los diferentes ciclos de la violencia cuando sean mayores de edad.
Asimismo, la OMS estima que las niñas y adolescentes femeninas sufren más por la violencia psicológica que es un tipo de violencia difícil de detectar, para efectos de una denuncia por maltrato y que puede condicionarlas o tiene efectos importantes, para aceptar las relaciones abusivas en su futuro.
El Senado de la República y el Instituto Belisario Domínguez promovieron un trabajo de investigación de María Cristina Sánchez Ramírez: “Violencia Familiar: legislación nacional y políticas públicas”, en donde señala que la OMS reconoció la violencia familiar como un problema de salud pública, al presentar el Primer Informe Mundial sobre Violencia y Salud subclasificando, como violencia interpersonal la que afecta a mujeres, niños y ancianos, agregando al maltrato físico la negligencia y el abuso psicológico.
Es importante no cerrar los ojos ante los episodios violentos por los que ha pasado el país, como el 2 de octubre de 1968, cuando la Matanza de Tlaltelolco. Otro lamentable hecho es la desaparición de 43 jóvenes normalistas.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala la muerte violenta de 32,223 personas en 2022, lo que desde luego es una cifra alarmante.
El tema de reflexión obligado, considero, es ponerle un alto definitivo a la violencia que ha producido tantas muertes, acaso frenando el abuso en nuestros hogares para que éstos sean refugio seguro para quienes en ellos vivimos.