Ayer se conmemoró un aniversario más de la Natividad, el nacimiento de un niño que ya hombre murió por traerle un mensaje de amor a la humanidad.

Mueve a reflexión el hecho de que a nivel mundial se han establecido efemérides, cuya finalidad es hacernos meditar respecto a lo que ese acontecimiento puede significar en nuestras vidas o de las demás personas.

Cada pueblo en el mundo tiene sus propias efemérides, como en México, cuando festejamos nuestra independencia nacional, la batalle del 5 de mayo, y muchas otras más.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha establecido numerosas de esas fechas conmemorativas, para no olvidar los sucesos que pueden hacernos modificar nuestra actitud a fin de sacar algo positivo de cada situación.

El pasado día 18 fue Día Internacional del Migrante, proclamado por la ONU en el año 2000, con la intención de que las naciones intercambien sus experiencias y la manera de colaborar para resolver cualquier dificultad que pueda ocasionar la migración, entre ellas la protección de los derechos de las personas migrantes y sus familiares.

En materia de derechos humanos, el 10 de diciembre pasado se cumplieron 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, suscrita en 1948, una norma que regula la conducta que debe de prevalecer entre las naciones y entre las personas y pretende garantizar las libertades fundamentales de todos los seres humanos sin distinción alguna.

Esta norma sirve de sustento a los organismos protectores de derechos humanos, cuya finalidad es evitar el abuso emanado de alguna autoridad, en contra de las prerrogativas fundamentales, per se o por omisión. El espíritu es que cada día las autoridades que nos gobiernan sean más humanitarias, amén de cumplir con su compromiso de respetar y hacer respetar las leyes.

También implica la obligación de la ciudadanía de conocer y ejercer con responsabilidad sus derechos humanos.

Muy próximos al cierre de año y al consecuente advenimiento del ciclo 2024 en la vida moderna de la humanidad, quiero, primero, agradecerles a las y los lectores de Novedades Yucatán, por seguir la filosofía de quienes estamos comprometidos con la defensa, promoción e investigación de las prerrogativas fundamentales de nuestra sociedad.

A quienes siguen los mensajes de esta Empresa Editora, muchas gracias.

A todo el personal, directivos y trabajadores, mi agradecimiento profundo por darle cabida a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán, a través del pensamiento de sus dirigentes, cuyo único objetivo es caminar con firmeza hacia el fin último de una cultura de los derechos humanos que nos hará mejores, excelentes personas.