El pasado miércoles 14 fue el Día de San Valentín y también el Día de la Amistad. En esa fecha tan significativa la gente externa su amistad, da regalos, besos o abrazos, según el caso, pero el común denominador es el del amor, que la Real Academia Española, define como: “1. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. 2. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”.

El origen de esta efeméride es Roma, en el siglo III, cuando el emperador Claudio prohibió el matrimonio de jóvenes. Él pensaba que los solteros sin familia eran los mejores soldados.

Valentín, sacerdote en aquellos tiempos, consideró que tal orden era injusta, por lo que decidió casar en secreto a todos los enamorados que así lo quisieran. Cuando el emperador se enteró de la desobediencia del sacerdote lo sentenció a muerte el 14 de febrero del año 270.

También se dice que Valentín se enamoró de una joven ciega y antes de ser ejecutado le devolvió la vista.

Esta historia indica que lo que se considera positivo permanece a través del tiempo, como lo hecho por San Valentín, un sacerdote, que como señala la historia, fue un entusiasta defensor de los derechos de los jóvenes que querían formar una familia.

No lo dicen las crónicas, pero quizá Valentín habría tratado de evitar el terror de la guerra, que como ya sabemos quita vidas y siembra la discordia.

El Día de San Valentín está incluso prohibido en algunos países, como India, Irán o Arabia Saudita, debido a las creencias religiosas o por pensar que es una invasión cultural.

La humanidad necesita cultivar los valores como el respeto, la honestidad, empatía, tolerancia, bondad, responsabilidad, entre otros, pero, por sobre todas las cosas, debe de cultivarse el valor de la amistad.

La definición de amistad, según la Real Academia Española, es el afecto personal, puro, desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Puede decirse que, en ocasiones, hay hermanos que no se comportan como amigos, pero si existen amigos que se dan verdadero trato fraternal.

Todos los seres humanos debemos de hacer el mejor de nuestros esfuerzos para lograr que la cultura de respeto a las prerrogativas fundamentales sea una realidad, iniciando con nosotros mismos para ser mejores personas.

Cultivemos los valores, démonos trato de hermanos y llegará el día en que todos nos comportaremos como verdaderos, fraternales amigos.