El diseño de nuestro cuerpo no es fruto del azar; cada parte tiene un propósito y está profundamente conectada con nuestra esencia y ser. Nuestros sentidos son clave en cómo creamos nuestra realidad. En mi libro “¿Quién eres tú?”, exploro cómo todo lo que permitimos que entre en nuestro ser influye profundamente en lo que somos.

Hace unos años, conocí a una mujer a la que llamaré Leticia, siempre se sentía agotada y desmotivada. Después de una conversación, me di cuenta de que gran parte de su fatiga provenía de lo que permitía entrar en su vida: sonidos negativos, imágenes perturbadoras y palabras cargadas de desesperanza. Lety decidió cambiar su entorno. Empezó a escuchar música inspiradora, a rodearse de belleza y a cuidar sus palabras. Poco a poco, su vida comenzó a transformarse.

Cuida tus oídos: la forma de la oreja, similar a un útero, simboliza cómo todo lo que escuchamos puede gestarse y manifestarse en nuestro mundo físico. La música y las palabras pueden nutrir o contaminar tu alma. Escoge sonidos que te eleven. Evita escuchar quejas y juicios que no te corresponden; así evitarás reproducirlos en tu vida.

Cuida tus ojos: tus ojos son el taller de producción del alma, las imágenes que consumes son la materia prima que impacta tu bienestar. Rodéate de belleza y evita mirar lo que siembra miedo o negatividad. Cada milisegundo, tus ojos captan todo a su alrededor, enviándolo a tu mente, la cual lo imprime en tu mundo físico.

Cuida tu boca: pon atención a lo que entra por tu boca, pero más a lo que sale. Tus palabras tienen el poder de construir o destruir. Habla con amor y verdad, consciente de que cada palabra que dices siembra semillas en el mundo y en ti mismo. Como un boomerang, tus palabras regresan a ti.

Cuida tu nariz: los aromas evocan recuerdos y emociones. Elige fragancias que te llenen de alegría y paz, pues cada olor puede alterar tu estado emocional y mental. Todo pensamiento emocional se transforma en su equivalente físico.

Cuida tu mente: tus pensamientos moldean tu realidad. Cada pensamiento genera una imagen, que provoca una emoción, impulsa una acción y completa el ciclo de la manifestación. Vigila tu diálogo interno y enriquécete con palabras de abundancia, gratitud, amor y éxito.

Recuerda que eres el promedio de todo lo que te rodea. Tienes el poder de seleccionar lo que ingresa a tu vida. Sé consciente de las influencias que aceptas y busca siempre aquellas que promuevan tu crecimiento, paz y sabiduría.

La sabiduría del cuerpo nos recuerda que somos seres integrales, interconectados en cada aspecto de nuestra existencia. Tu bienestar depende en gran medida de las semillas que plantas en tu mente y corazón a través de lo que escuchas, ves, hablas, hueles y piensas. Cuida estas entradas y verás cómo florece tu vida.

En mi grupo de estudio profundizamos más en estos conceptos y ayudamos a que logren una vida llena de éxitos y plenitud de una forma consciente y sostenible.

Arriba dejo mi email, me encantará leerte. ¡Chao, chao!