La ciencia de la vibración nos muestra que todo en el universo tiene una frecuencia, incluida nuestra salud y bienestar emocional. Se ha demostrado que la enfermedad vibra a 5.5 Hz y simplemente no puede existir en frecuencias superiores a 25.5 Hz. Entonces, ¿qué sucede si mantenemos nuestra vibración elevada? Nos acercamos a un estado en el que la salud y la abundancia fluyen naturalmente.

Las emociones como el miedo, la ira o la tristeza bajan nuestra frecuencia. El miedo, por ejemplo, oscila entre 0.2 y 2.2 Hz, mientras que la gratitud eleva nuestra frecuencia hasta 150 Hz o más. Es por eso que debemos ser conscientes de lo que dejamos entrar en nuestras mentes. Ver constantemente noticias negativas o pasar tiempo en lugares que vibran bajo – como hospitales, bares, centros comerciales, hogares llenos de discusión etc.– puede drenarnos, incluso sin darnos cuenta.

La Tierra vibra de manera natural a 27.4 Hz, y conectar con ella nos ayuda a restaurar nuestro equilibrio interior.

Quiero compartir la experiencia de Ana, una mujer que, tras años de estrés laboral, comenzó a experimentar ansiedad crónica. Se dio cuenta de que la vida en la ciudad, rodeada de prisas, ruido y tensión, había reducido su energía vital. 

Ana decidió hacer un cambio radical: cada fin de semana se escapaba a espacios naturales para desconectarse. Con el tiempo, se adentró en la meditación y empezó a alimentarse de manera consciente. Descubrió que al agradecer las pequeñas cosas y rodearse de sonidos en 528 Hz, conocido como el tono milagroso, su estado emocional y físico mejoró notablemente.

El tono 528 Hz no es sólo un sonido agradable: tiene la capacidad de reparar el ADN, según investigaciones científicas. En la antigua tradición oriental, estos centros energéticos se conocían como chakras, pero la esencia es la misma: cuando activamos nuestra energía, permitimos que la abundancia fluya sin esfuerzo en nuestra vida. En las sesiones de mentorias incluyó la vibración 528Hz a través de un diapasón maravilloso que me acompaña siempre.

Vibrar alto implica más que evitar lo negativo; se trata de cultivar lo positivo. Vivir con gratitud, amar sin condiciones y disfrutar de actividades que eleven nuestra vibración – como cantar, bailar, pintar o practicar yoga, amar, agradecer y servir a otros nos transforma desde adentro.

Conectar con la naturaleza y alimentarnos con frutas, semillas, agua pura eleva nuestra energía y nos alinea con la vibración del planeta.

En un mundo donde las distracciones son constantes, elegir conscientemente vibrar alto es un acto poderoso. No es  una moda espiritual, sino una invitación a vivir desde la abundancia, la paz y la alegría. Al final, todo comienza en nosotros: cuando vibramos alto, la vida fluye. Las clases y mentorias que impartimos en Mentatmosfera están enfocadas en elevar día a día tu vibración mediante la autosugestión y la información consciente, de este modo nuestros estudiantes experimentan la abundancia, equilibrio y éxito en todos los aspectos de sus vidas . Si buscas un cambio que eleve tu vibración y tus resultados, no dudes en contactarnos! Chao chao.