Muchas cosas he leído desde que me dedico al oficio del arte, pero pocas tan inspiradoras y aleccionadoras como el libro “Destellos de Belleza”, de Jonas Mekas, editado por Caja Negra. En esta obra, que se desarrolla como compilación de pensamientos, anécdotas y reflexiones del cineasta/ artista conceptual/experimental, podemos mirar la vida y entorno de un artista que mira la vida explorando la belleza y el concepto existencial del porqué estamos aquí.

En este testimonio podemos observar con claridad cómo en la escena del arte de Nueva York a través de más de seis décadas: actores, músicos, poetas, pintores entran en una especie de interacción colateral inevitable. En este libro se compilan desde escritos específicos hasta notas en servilletas, donde advertimos que todos absolutamente todos somos humanos. Jonas, quien hizo muchos retratos en movimiento, destaca la humanidad de cada una de las personas que forman parte de la vida que vivió.

¿Por qué recomendaría que algún artista o aspirante a serlo lo lea? Porque en este libro se desprende una memoria de uno de los mejores artistas del mundo describiendo cómo el acontecer del arte es una combinación de avatares y complejidades que poco tiene que ver con el mercado. Jonas describe aquí el camino. La carretera. El hacer arte por hacerlo. El compartir y hacer grupo. Representando claramente el espíritu de lo que su amigo y colega George Maciunas pregonaba con el movimiento artístico Fluxus.

En este espíritu residía también en un fuerte compromiso con la amistad y la comunidad. Hoy por ti y mañana por mí sin saberlo. Sin héroes ni heroínas. El movimiento de lo que rodeaba a Fluxus descrito por Jonas nos dice que todo encontraba una salida de los entramados existenciales de los artistas que lo conformaban. Poniendo un énfasis en hacer arte por el simple hecho de dar rienda suelta al deseo profundo de comunicar, sentir y conectar. En hacer puentes sin importar los resultados, pero estando muy conscientes del proceso.

Jonas Mekas, Allen Ginsberg y George Macunas conviven con John Lennon, Yoko Ono y Al Pacino de forma frontal. De una forma sencilla, humana y aterrizada. Poniendo énfasis en el valor de la amistad y el compañerismo.

¿Por qué podría poner esto en un contexto tan diferente como el de Yucatán? Porque Fluxus y este libro son universales, ya que anteponer el espíritu de crear antes que el regido por el mercado debe de permear y ser el que lidere. Porque la idea de que sean los artistas —y no los empresarios— los que ponen un punto de partida al mundo de la creación tiene todo el sentido.

Fluxus sigue vivo y las enseñanzas del maestro Jonas Mekas también. En Nueva York, en Tokio y en Yucatán.