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Interesante fue confirmar que a los niños de kínder y primero de primaria que les di clase durante la elaboración de mi tesis la palabra “caca” les parecía extremadamente fascinante y cómica. Esto lo presencié sin planear más de una vez en varios idiomas. Es un “acontecimiento” internacional. Si son angloparlantes decían “pu pu”, si eran de habla mandarín “dapien” y si eran hispanoparlantes “caca”. Falta que alguien haga mención o saque la palabra un poquito y, ¡Eureka!, todos se ponían a decir está palabra al unísono. Resulta formidable porque se presentó como una desinhibición. Es probable que “caca” sea una de las palabras que relaja más a los seres humanos.

Hace casi un año desarrollé un taller de arte para un papá que quería conectar con su hija. El padre estaba aferrado a la idea de que la niña tenía que aprender perfectamente a dibujar en mi clase. Yo le expliqué -varias veces- que mi taller es para hacer conexiones a través del arte y no para desarrollar una técnica de dibujo. Esto a él no lo convenció. No obstante hicimos un par de sesiones.

Las prácticas nos dieron mucho trabajo a ambas partes porque las metas de ambos iban en sentido contrario. Durante la segunda y última sesión la niña hizo una montañita poliforme café con arcilla y acrílico encima de un lienzo de algodón. Al terminar comenzó a decir con risotadas “¡caca!, ¡caca!”, el padre -al principio callado y súper serio- comenzó a repetirlo riéndose con ella. Al principio me sacó de mi centro, incluso me pareció en primer momento una falta de respeto. Pero después de unos segundos vi que esa palabra liberaba a los dos y les hacía conectar. Entre risas y aquella palabra -muchas veces reprensible- el padre y la niña se abrazaron como quien deja cualquier expectativa y conecta con el corazón dejando que las carcajadas fluyeran. Mi misión logró el objetivo que yo tenía. Y hoy es una de las estampas más conmovedoras que han sucedido en el taller que imparto.

En paralelo y dándole seguimiento a la exploración de este concepto en este texto en algún lugar leí que Frida Kahlo decía “La Gran Caca” para referirse con ironía a la escena pomposa de “la gran sociedad” mexicana y estadounidense. Me la imagino perfecto diciendo esto mientras en sus adentros se reía profundamente. Le decía (probablemente) tú y tus actitudes de “Gran Caca” a Diego, a Siqueiros y a todos los artistas grandilocuentes que orbitaban alrededor de ella.

“Caca”, “pupu”,“dapien”, palabras que internacionalmente tienen un impacto. En la vida y en el arte “La Gran Caca” se erige como un concepto que une desde el impulso más primario… a la liberación, y la conexión con uno de nuestros sentidos más profundos: el sentido del humor.

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