La sofisticada, épica, travesura cósmica de Ernesto García Sánchez
Raúl Gasque: La sofisticada, épica, travesura cósmica de Ernesto García Sánchez.
En está ocasión, comparto las palabras que escribió como Hoja de Sala de la exposición “TODO”, del artista Ernesto García Sánchez, en Salón Gallos. La exposición está abierta al público en el transcurso del verano.
Iba a escribir un texto en el que trazaba los paralelos de Ernesto García Sánchez con Barnet Newman y Josef Albers… que si la interacción de los colores, que el minimalismo obsesivo, que la postmodernidad y todas esas cosas que en la nutrida trayectoria de nuestro artista yucatecocubano-mexicano —en ese orden— influyen en su obra. Pero a mí se me antoja que este texto testimonio debe describir las cosas de una forma diferente porque él es un Caballo de Troya con un ejército que le apuesta a lo diferente.
Empecemos por el hecho de que en la presente exposición existe un reto. Ernesto ve en Gallos una oportunidad de plantear un posicionamiento de aprovechar el espacio sin necesariamente llenarlo. El cubo blanco industrial de aproximadamente catorce metros de largo espera retador a cada artista que recibe. Ernesto decidió contestar con una travesura, con una insólita insolencia que reta a brazos abiertos con alegría el rectángulo imponente. García Sánchez afirma “A mí no me importa llenar el espacio”, pero en cambio en una práctica precisa y lúdica decide aprovechar lugares importantes con más de un centenar de piezas que palpitan individualmente.
Estas obras tienen más o menos las dimensiones de la mano de Ernesto, y al mismo tiempo de su corazón de artista perpetuo. Las obras tienen un espíritu que busca recomponer el orden, transgredir la bidimensionalidad: círculos, diagonales, figuras geométricas que literalmente se salen del espacio supuestamente delimitado, obras que tienen vida de frente y al reverso plantean un cosmos de posibilidades.
Al voltear una vez entrando al Salón puede uno encontrar la esquina en la que Ernesto ha colocado todos estos planteamientos. Los colores son varios. Cada una con una composición diferente, el cerebro del artista plantea algo sumamente emeritense que también traza un paralelo con La Habana. Ahí deja claro algo que es una realidad de ambos lugares: una vocación de menos es más, de una sencillez trazada en una modernidad llena de personalidad que le apuesta a la sofisticación de saberse sin excederse.
Una de las definiciones —la más atinada— que encontré en la RAE de “Travesura” dice: “Viveza y sutileza de ingenio para conocer las cosas y discurrir en ellas”, en la presente exposición encontramos justamente eso: viveza, sutileza, ingenio y el conocimiento profundo de lo que se está discurriendo. Todo esto sucede mientras Ernesto García Sánchez se frota las manos con una sonrisa astuta del tamaño de un cosmo trazado con su corazón en cada una de las obras de “TODO”.