El arte en los tiempos de la tecnología
Raúl Lara Quevedo: El arte en los tiempos de la tecnología.
Las expresiones del lenguaje son diversas, amplias, necesarias. Este auténtico deseo de comunicar en lo individual y social busca su acomodo, para ello llegan las manifestaciones artísticas: música, literatura, teatro, danza, pintura, etc. El arte necesita venas ajenas para vivir, para trazar su propia existencia y la realidad requiere arte para propiciar su manifestación.
Ejemplo de esta complementariedad entre lo humano, la realidad y la expresión artística puede ser Beethoven y sus armonías configuradas en mesurada ausencia de sonido. He aquí cómo el individuo ante su limitada visión de lo real, se sirve del arte para complementar los vacíos. Otro ejemplo, Borges desbordando imágenes irradiantes, dinámicas, vivas en espacios sin luz a causa de la discapacidad visual. El ser humano complementa y define su realidad desde el arte, ésta reconfigura, sustituye sus extremidades, al punto que lo artístico se convierte en extensión de sus propios huesos, la argentina Viviana Suñol también lo infiere: “es importante elucidar cómo las artes, en general, completan a la naturaleza” (2017).
Retomando la cita anterior, el arte complementa a la naturaleza, a lo humano, contemplando de igual modo la evolución del ente social. Por otro lado, la cosmovisión de lo real del hombre se basa en su percepción cronológica de su ecosistema, sus definiciones, símbolos y significado dependerá de las consideraciones del tiempo. El individuo se adapta al mundo, pero sigue usando el arte para comunicar la realidad que concibe. ¿El arte sobrevivirá al futuro de las tecnologías?
Ante los tiempos actuales, ¿cómo la tecnología sirve a la cultura?, ¿cómo el arte responde a esta actualización de modos y potencialidades? El avance de las tecnologías permite entender que el vínculo físico humano ya no es un requisito indispensable para crear, aprender, socializar, ser.
De lo anterior, el arte como extensión de la realidad humana de igual modo sufrirá esta adaptación natural. Ya la vemos, la contingencia obligó a migrar de la presencialidad y el contacto humano a las relaciones que ameritan internet.
Las manifestaciones artísticas de la realidad en tiempos de la virtualización seguirán respondiendo íntegramente a la expresión humana. Las y los artistas transitan por realidades movibles. Extendieron sus óleos a pantallas y exploraron en la tecnología la hibridación.
La tecnología al igual que el arte surge de un deseo de completar a la naturaleza humana. El arte y la tecnología son imitaciones de la verdad y transversalizan su esencia en el vínculo humano. Es ahí que las expresiones y manifestaciones del arte implementan los medios tecnológicos a su alcance para continuar con su cauce comunicativo y proveer al hombre de puntos de fuga de su sentir.
El reto estará en la recepción de las obras futuras, su negociación con los estándares y la congruencia en el mensaje, así como el contenido. Sin duda, el hombre ya no será un receptor autómata, será un receptor híbrido, de formatos y de otredades. El hombre ya no será la medida de todas las cosas, el arte será la representación de la medida, una atemporal, dinámica y humana.