Celebrar a la lectura y no sólo al libro

Raúl Lara Quevedo: Celebrar a la lectura y no sólo al libro.

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Alguien en este preciso instante está leyendo absorto, pronuncia involuntariamente las ideas que cobran vida en su mente, lee y devora los mensajes, los negocia, los hace suyos. Lo leído ya forma parte de sí mismo, se ha encarnado. Los verbos ya son sus verbos, su palabra ya es compartida. Tu y yo, estimado lector, nunca nos hemos visto, pero aquí ya se forma un vínculo, pues estas palabras mías ya son tuyas, úsalas con hábil esmero, para crear mejores líneas en tu actuar venidero.

Leer el mundo, leer sin pausa y en plena libertad es tu tarea. Recuerda fiel lector, que se lee con libros, y sin ellos mucho más. La lectura es interdisciplinaria: la música, el cine, el cuerpo, la ciudad, los silencios y las ausencias también son lectura compartida. Don Joaquín Mex, de Tekit, Yucatán, lee las nubes y la tierra, es una habilidad que su padre le enseñó, él le dijo: “Hijo, para que la cosecha sea buena, hay que leer el cielo y la tierra”. Las nubes son textos infinitos, estoy seguro de que la semilla agradecerá con buena cosecha la cautelosa lectura de don Joaquín.

Karen lee con ansiedad el mundo, ama el cine y el rock en español, descifra los mundos posibles en cada imagen y sonido. Lee a José Emilio Pacheco, lo lee desde el cine y desde la canción de Café Tacuba, “Las batallas”. Jamás ha leído el libro, pero nadie en la escuela cuenta los retos de la protagonista Mariana como ella. La lectura no siempre fue para todos, en el siglo pasado alguien vaciló con la pluma en la mano pensando en la pausa correcta, desvaneció la ignorancia escribiendo sonetos, hablando del valor de la igualdad y el intelecto. Conoció del mundo ojeando las páginas y palabras ajenas, estas terminaron liberando el cuerpo de la censura y el silencio.

Una Ana Clavel sueña con la próxima historia que mantenga esa curiosidad tan suya como nuestra, escribe por amor a la palabra, por el hambre de vida, el amor es hambre nos recuerda con su muy peculiar Caperucita.

¿Qué nos diría Cervantes si viviera?, si nos viera tan adictos a la lectura, “Leen Sancho, señal que avanzamos”, porque entre más leemos más despertamos, más ánimo le damos a las causas que nos hacen humanos. ¿Qué nos diría un Kafka, Gabito o Saramago?, leer sin motivarse a la acción es letra muerta. Leer nos debe hacer revolucionarios, adictos a la acción comunitaria. Hoy, en pleno 2024, leo el mundo con faltas de ortografía, no hay coherencia ni congruencia, este mundo carece de sintaxis axiológica. Hay guerra, hay violencia, hay desigualdad impuesta. Nos leo entumecidos o desinteresados por el otro, hay ausencia de empatía. ¿Qué nos dirían Poniatowska, Monsiváis o Castellanos?, hay que levantarnos de la pasiva existencia y estar firmes al pie de la letra. Una generación de lectores es una generación de esperanza, quien lee avanza. Leernos en comunidad, leernos en paz y con mejores finales para toda historia posible.

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