Bernardo Esquinca: de reportero a detective
Rodrigo Ordóñez Sosa: Bernardo Esquinca: de reportero a detective.
El género negro o policial ha tenido cambios substanciales en su forma de concebirse, dejando atrás a los detectives de la escuela norteamericana que tenían como rasgos distintivos la dureza de su pensamiento, solitarios y conocedores de los bajos mundos y con un alcoholismo creciente que los impulsa a la violencia, pero eso sí, con un sentido de la justicia y una agudeza mental que los llevaba a concluir los casos que el sistema judicial era incapaz de resolver por las marañas de corrupción que lo nutren.
En México, asistimos a la incursión del autor Bernardo Esquinca a este género con la primera novela de corte policial titulada La Octava Plaga, que nos adentra a este mundo a través de los ojos de un reportero, Casasola, que inició en la sección de Cultura, pero por los recortes en su periódico, acaba en la nota roja, investigando una serie de asesinatos en los moteles de la Ciudad de México. Aunque estos últimos años me dedique a devorar literatura policial, con la consabida alegría y decepción de muchos de los libros seleccionados, este en particular me llevó a adquirir la serie completa por la narrativa ágil y los nudos existenciales en un personaje principal que pareciera desbordado por ese tono sobrenatural con que está construida la atmósfera de la novela.
Desde el primer vistazo, Casasola me despertó una enorme simpatía, porque recorrimos un camino similar. Salir de una carrera de literatura para acabar cubriendo nota roja en los juzgados de la ciudad y, después, en la calle persiguiendo siniestros de tránsito, tratando de comprender cómo acabaste en un mundo lleno de fierros doblados y cadáveres perdidos en las calles. Sin embargo, como el protagonista, descubres que la nota roja tiene un grado de complejidad inesperado, debes conectarte con un público lector que ansía desde los detalles más escabrosos o aliviarlos que ese cuerpo descubierto en un terreno baldío, no fueron ellos, y, para lograrlo, debes entender esa moral oculta que señala estas publicaciones con indignación, mientras que en secreto consumen con avidez el morbo que despierta conocer la desgracia ajena.
Con esta primera novela, Bernardo Esquinca logra abrir un camino hacia este género a través de los ojos de un reportero que, como nosotros, está descubriendo que en esa sección del periódico trabajas con demasiadas hipótesis, la cerrazón de los cuerpos policiales para brindar información, aunque tiene su propio Virgilio que lo encamina por ese infierno: El Griego, que pareciera una representación del legendario Enrique Metinides “El Niño”, que descubrió la belleza oculta detrás de la muerte.
Una saga de novelas que deberían leer si quieren conocer más sobre el mundo detrás de la nota roja, además que el protagonista ofrece un nuevo prototipo de investigador, uno en formación, que con cada caso, cada nuevo suceso macabro en la ciudad, lo lanza a descubrir que detrás de un acto criminal hay mucho de sobrenatural y muy poco de humano, o al revés, usted decidirá.