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Te invito a que juguemos algo. Las reglas son muy sencillas, te voy a compartir 3 ideas, una de ellas es mentira mientras que las otras dos son verdades, te toca a ti identificar ¿cuál es cuál?, ¿de acuerdo? ¡Juguemos, pues!

Primera idea: estamos en un período de transición. La situación en el mundo se ve más complicada de lo que habíamos vivido en muchas décadas. Los problemas climáticos son evidentes; sequías, inundaciones, tormentas y cambios en los patrones climáticos que han impactado a la agricultura, la salud humana y la biodiversidad. El equilibrio entre los países parece estarse rompiéndose, el planeta entero se divide, los sistemas políticos demuestran la ineficiencia de la democracia con populistas estafadores llegando al poder en todos los continentes y un sistema capitalista en donde algunas corporaciones globales lo controlan todo, dirigiendo a la humanidad entera a un punto de no retorno. Estamos en la víspera de una crisis global, cuyo impacto directo va a reflejarse en la falta de alimentos y energía para gran parte del mundo. El desequilibrio económico, la brecha digital y la falta de oportunidades amenazan a todas las naciones. La desesperanza, la falta de confianza y la ausencia de un liderazgo real nos lleva a un escenario impredecible.

Segunda idea: vivimos un periodo de transición. La humanidad en su conjunto ha mostrado una gran capacidad de respuesta ante los retos globales de los últimos años. El desarrollo tecnológico que nos otorga mejoras sustanciales en nuestra forma de vida y ha eficientado todas las áreas productivas del planeta. Los avances en energía renovable son notables y a la par, vivimos una revolución educativa en la que el acceso a la información y comunicación nunca había sido tan extenso y tan accesible para todos. La investigación médica está logrando lo impensable, el diagnóstico y tratamiento es más preciso que nunca, con nuevos tratamientos y medicamentos para erradicar enfermedades graves, pandemias globales y mejorando la calidad de vida de las personas. Estamos en la frontera de una nueva etapa para la humanidad en la que los grandes retos de hace un siglo han quedado atrás y la calidad de vida de la mayoría de las personas podría alcanzar niveles que nunca antes hubiéramos imaginado.

Tercera idea: atravesamos un periodo de transición. Vivimos una dualidad en la que, por un lado, somos bombardeados con información de los grandes temas trascendentes para la humanidad. Y por otro, la brevedad, pequeñez e intrascendencia de nuestra propia existencia. Vivimos bajo la sombra de la incertidumbre de un futuro global, pero también de la incertidumbre de nuestro propio destino. Recibimos tantas noticias de lo que sucede en el mundo, le prestamos atención por tanto tiempo a algo que se asemeja a una película, cuyos personajes no conozco, en donde no me veo representado, en donde se habla de una realidad en la que yo no existo. Una realidad que a veces se siente tan real como una serpiente que se comió a un elefante.

¿Qué más da lo que suceda? ¿Qué más da si cae el muro, si se elige al Presidente, si termina o comienza una nueva guerra, si descubren el nuevo virus o llega la nueva vacuna? ¿Qué más da si de cualquier manera, con crisis o sin ella, cada día tengo que salir a intentar darle sentido a mi propia existencia? Y a veces pienso que solo en ello se me irá la vida entera. Ahora sí, querido lector, ¿cuál es cuál?, tú dime.

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