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Nació en Ticul un 8 de diciembre. Hoy se cumplen 77 años de aquel día y como siempre lo recuerdo y lo festejo. He escrito ya muchas cosas acerca de él, pero aun siento que tengo cosas que podría compartir contigo acerca de él. De Sergio Iván, de “Cheo”, de Papá. Sin embargo, hoy no quiero hablar de él en esos términos, sino de su faceta profesional, su personaje público, quiero hablarte del compositor.

Mi padre fue un hombre que sentía un profundo orgullo por su oficio de componer canciones. Una labor que no se tomaba a la ligera y que una vez que asumió que ese sería el vehículo de su palabra y su pensamiento, lo hizo con toda la seriedad, la pasión y el compromiso que requería. Dejaré que sean otros quienes hablen acerca del resultado de sus más de 50 años de hacer canciones, de su trascendencia y su legado. No tengo ni los atributos ni la ecuanimidad para hacerlo. De lo que sí te puedo hablar es de lo convencido que él estaba de que más allá de los premios y condecoraciones, más allá del reconocimiento, el gusto, la vigencia, la popularidad, la fama que podía traer consigo una canción, más allá de todo eso, existía una responsabilidad básica en la labor de un compositor que era la de convertirse en el cronista de su tiempo.

Ser un cronista de tu tiempo no es cualquier cosa. No basta con la simpleza de un análisis de lo que ocurre a tu alrededor para provocar una emoción y decir algo que sabes que puede provocar esa emoción simplemente por decirlo, buscando el arropo de la coincidencia de quien te escucha. El reto está más bien en lograr representar la realidad con nitidez, con honestidad, sin tapujos. Hablar de las cosas que vivimos, en el tiempo en que vivimos, sin querer tener las respuestas de todo o fingir lo que no se es, o lo que no se siente, en la búsqueda de un aplauso fácil. Un cronista de su tiempo es alguien que refleja para su tiempo y para tiempos futuros la forma cotidiana de la vida, la propia y la ajena, además de la sensibilidad para entenderla y el hambre de vivirla. El resultado se convierte en algo que permanece en el tiempo y nos ayude a entender lo que fuimos para descubrir lo que somos.

Siempre sintió orgullo del trabajo, de la labor artesanal para forjar su obra. De las horas que le tomaba sentarse frente al papel a pelearse con un adjetivo, con una coma, con un acento. Para lograr con un lenguaje que aparenta ser sencillo, reflejar justamente eso; lo que fue su tiempo, su vida.

Yo miro hacia atrás y puedo verlo envuelto entre recuerdos queridos y memorias compartidas. Detrás del padre, de reojo observo su obra y encuentro en ella un espejo nítido de lo que fue en vida, de sus ideas, su forma de pensar y entender la vida. Creo que ese es el mayor halago que podría hacerle a esa otra faceta, la del compositor. La del cronista de su tiempo.

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