Libros, libros, libros
Verónica García Rodríguez: Libros, libros, libros.
Es increíble, queramos o no, cómo nuestra vida está relacionada con los libros, buenos o malos, de manera consciente o inconsciente. Lo cierto es que basta rebuscar un poquito en la memoria y encontraremos algún recuerdo con el libro que alguien nos regaló, aquel que vimos que leía nuestro abuelo o nuestra madre, el libro que leímos a escondidas, el que nos robamos en la biblioteca de la escuela o el que nos sirvió para escribir mensajes de amor. Sin duda estamos inmersos en una cultura del libro, aunque quizá un poco viciada, maniatada, deteriorada y hasta obsoleta.
La escuela, en los últimos tiempos, ha sido un elemento importante en nuestra relación con los libros. Si bien, en muchos casos ha servido para acercarnos a su lectura, en otros, ha servido para fomentar los prejuicios y malos hábitos en torno al acto de leer. La mala fama de la lectura, como tarea u obligación se la debemos al sistema educativo que le quitó su carácter divertido y libertario, nos negó a muchas generaciones descubrir el poder de la palabra y la imaginación.
Las bibliotecas, por su parte, resultan en muchas ocasiones espacios incomprendidos, después de muchos programas y políticas públicas, muchas instituciones siguen sin entender que las bibliotecas son espacios vivos, que requieren el acercamiento entre el libro y el lector, y más cuando estos son niños. Por supuesto, para esto se requiere infraestructura, personal capacitado, recursos, pero, sobre todo, sensibilidad y pasión por los libros y la lectura.
Está demás decir que a los libros en Latinoamérica se les han querido poner cadenas y condenas, hay títulos que se han prohibido y exterminado en ciertos países, multiplicando su lectura clandestina y ventas en otros países; se les ha tratado como objetos de lujo con impuestos que parecen sentencias de muerte, pero aun así han sobrevivido. Los libros han sobrevivido a los autos de fe, a las dictaduras, a los imperios, y se han transformado según los tiempos.
Sin embargo, hoy estamos en una etapa de transición, en donde el libro impreso ya no es la única vía, los E-Reader son una opción, sobre todo para las nuevas generaciones, en el que pueden llevar consigo hasta dos mil títulos y casi con la misma funcionalidad; por supuesto, las generaciones de lo impreso aún deseamos sentir el papel y el olor a la tinta. Pero es innegable que hoy se publica y se lee en otros formatos, como sucedió con la llegada de la escritura y después, de la imprenta.