Encrucijadas de Nuestra América (y II)
Verónica García Rodríguez: Encrucijadas de Nuestra América (y II)
Actualmente, la Nueva Escuela Mexicana tiene entre sus bases la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire, también parte de la Filosofía Crítica, lo cual viene a darle un aire fresco a la educación mexicana, sobre todo, después un largo período de una educación tecnócrata que quiso borrar completamente del currículum ciencias humanistas tan importantes como la literatura y la filosofía.
Sin embargo, el error más importante que arrastra la NEM se encuentra en los maestros que han sido formados en escuelas normales o en las universidades, en las que siguen estudiando autores únicamente europeos, en las que ni por casualidad son leídos los grandes pensadores latinoamericanos. La resistencia de los maestros y los padres de familia a esta reforma educativa es tan grande, que ha llevado a rechazar los libros de texto, en algunos casos, y en otros, hasta quemarlos, como en el caso de las grandes dictaduras o como lo hiciera Diego de Landa con los códices mayas.
Esta educación para la libertad, para los pobres, fuera de las aulas, que se llama Educación Popular, que nace en América Latina y qué es la educación para el oprimido, no necesita ni siquiera planes de estudio, ni libros, ni títulos que lo avalen, pero sí una formación y mucha vocación, y eso, por supuesto, una universidad con pensamiento tradicional, de derecha, difícilmente puede entenderlo. Pero, una universidad que se especializó en esto fue la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo en Buenos Aires, Argentina, la cual egresó muchísimas generaciones de diferentes partes del mundo, que viajaban a estudiar la metodología para aplicar diversas profesiones en espacios adversos con públicos vulnerables, y como ésta universidad, otras en nuestra América; sin embargo, ninguna tan simbólica. Pero, lamentablemente, hace unos días el presidente Milei decidió enviar a la policía nacional para cerrar sus puertas, ante lo cual nos pronunciamos contra tal barbarie.
Las Madres de Plaza de Mayo han protestado por la desaparición de sus hijos desde la dictadura de Videla, y ante la nula respuesta adoptaron el símbolo de la pañoleta adoptando a todos los jóvenes como sus hijos y han marchado todos los jueves desde 1978 como recordatorio de aquella ignominia. A partir de entonces han hecho un sinfín de trabajo humanitario, desde radio social, vivienda comunitaria, la Universidad Popular y mucho más, uniendo sus voces a las de las Abuelas que han dedicado sus vidas reuniendo a las familias de los hijos que fueron arrancados de los vientres de sus madres y dados soldados de la dictadura militar.
Sin duda, la historia nos ha enseñado que todos los extremos son negativos, pero la encrucijada obliga a una decisión. Hoy, los caminos de Nuestra América están frente a ciertas encrucijadas que nos hacen dudar o tomar precauciones, pero recordemos las palabras de Martí: “El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima”.