Con el pincel de Dios fueron pintadas las dos imágenes más hermosas del mundo, mismas que la ciencia no puede explicar el cómo fueron realizadas, las dos figuras que nos llevan a recordar que Dios existe y nos dan certeza de que nuestra fe es verdadera al demostrarnos que los imposibles no existen y que tenemos una misión en la vida.

Se dice que las ciencias exactas son verdaderas creas o no en ellas, y de ahí viene lo interesante de la aplicación de estas en las dos imágenes. Dos más dos es cuatro y no hay forma de decir lo contrario, quien dijera que no estaría equivocado y aceptando vivir en esa equivocación.

De esa misma manera se ha trabajado en las misteriosas imágenes donde se han aplicado las matemáticas y otras ciencias como astronomía, geografía, medicina e incluso música. El resultado, por más que se aplique de derecha a izquierda o de izquierda a derecha ha sido el mismo: no se puede explicar ni replicar la manera en la que fueron impresas con el grado de belleza y definición que tienen.

Pero hablar de cada una de las investigaciones toma bastante tiempo, así que centrémonos en lo esencial; el mensaje. Puesto que resulta que no se trata de imágenes para idolatrar ni adorar, pues ya sabemos que al único que se le adora es a Dios.

Son imágenes para venerar y recordar, para mirar más allá de lo que usualmente vemos, son mensajes del ayer para hoy y mañana. Se tratan de regalos que Nuestro Señor nos dejó para recordar hacia dónde vamos, la misión de todo Cristiano.

Es curioso puesto que María, al aparecerse al indígena Juan Diego, ahora Santo, le pidió que vaya con el obispo a decirle que quería una casita sagrada para dejar ahí a su hijo que es todo su amor persona. Juan Diego, al no lograr al primer intento su cometido, le dijo a la Virgen que por favor buscara a otra persona, pues él no era nada, un indígena, humilde, que jamás sería escuchado.

María le contestó que ciertamente habían muchos, pero la Madre de Dios, la Madre del dueño del cielo y la tierra agregó: “Te imploro, te ruego, te pido que seas tú quien en persona interceda por mi”, y luego le prometió “mucho te lo compensaré”. Por otro lado, en la Biblia, vemos que es gracias a María que Jesús inicia su vida pública cuando lo empuja a que convierta el agua en vino.

La Madre de Cristo y Madre Nuestra dijo: “hagan todo lo que Él les diga”. Y todavía se vuelve más curioso puesto que Cristo fue muy certero con sus palabras, con sus indicaciones: “ámense los unos a los otros”, pero no es todo, nos dejó una misión “Prediquen el evangelio a todo el mundo”.

El evangelio no es un libro, es la vida de Dios que decidió hacerse hombre, es la vida de nuestro Creador mostrando su amor, su tristeza, su felicidad, su humanidad que lo hace cercano a nosotros. La imagen de la Virgen de Guadalupe nos recuerda que ella quiso quedarse aquí en México como nuestra mamá, pero especialmente como madre de Cristo a quien trae en su vientre y para quien quería ese altar.

Viene recordándonos que tenemos que ser cada uno de nosotros los que lleven a Cristo y su evangelio a todos lados. Por otra parte, la Sábana Santa de Turín nos recuerda lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros, nos ayuda a recordar que su evangelio es palabra de vida, de vivencia humana como la tuya y la mía y que, todo esto, nos lleva a recordar que no estamos perdidos, sí tenemos una misión en la vida: estamos aquí para vivir como Dios también lo quiso y, lo quiso tanto que con su pincel nos lo dibujó para que siempre lo recordemos.