El uniforme de los Leones en las Grandes Ligas

Felipe Escalante Ceballos: El uniforme de los Leones en las Grandes Ligas

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UNA ANFIBOLOGÍA. La sección deportiva de un diario local trae una noticia muy interesante: “Los Sultanes dominaron en el Kukulcán en un triunfo 15-4, en el que le batearon bien a Mike Fiers. Esa fue la última aparición del autor de dos juegos sin jits en las Grandes Ligas con el uniforme de las fieras”.

¡Ah, caramba! ¿Mike Fiers vestía el uniforme de los Leones cuando lanzó dos juegos sin jits en las Ligas Mayores? Esa expresión poco clara da lugar a más de una interpretación. Se trata de un vicio del lenguaje que la Real Academia Española llama anfibología. Mejor hubiera sido escribir

“Esa fue la última aparición con el uniforme de las fieras, del autor de dos juegos sin jits en las Grandes Ligas”.

Con la serenidad y calma de un lanzador experimentado el tirahule prepara un grueso pedrusco, tensa las ligas, suelta el disparo y el primer ejemplar de hoy reposa en la buchaca.

OTRO GAZAPO BEISBOLERO.

El Facebook no se queda atrás en la producción de gazapos. En una página deportiva el cronista nos dice: “Albert Pujols consumó la hazaña y pegó su jonrón 700 de su carrera con otro sendo batazo al jardín izquierdo”.

¿Sendo? ¿Será que también el cronista dio sendo batazo? Muchas personas utilizan la voz “sendo” como “grande” o “muy grande”. Pero, según la RAE, este adjetivo significa “uno o una para cada cual de dos o más personas o cosas”.

Es decir, a cada cual el suyo. Además, el Diccionario indica que esta palabra debe usarse siempre en plural (sendos, sendas). Al escribir “sendo batazo”, el redactor usó un vocablo erróneo y por ello ha cometido un barbarismo.

La resortera lanza fuerte pedrada al “sendo batazo”, la pieza cae y la depositamos en el morral.

GIMNASIO COTIDIANO.

En la página editorial de un diario peninsular se habla de las hazañas deportivas de un personaje dedicado a la política. El periodista lo describe de la siguiente manera:

“Le fascinaba dar esas muestras de agilidad y fuerza que le permitían mostrar el trabajo de gimnasio cotidiano al que se sometía”.

Una regla de la gramática española señala que el adjetivo califica al sujeto más cercano. En la cláusula que transcribimos “gimnasio” es el sujeto más cercano al adjetivo “cotidiano”.

Pero, en realidad, el editorialista quiso decir que el mentado político se sometía al “trabajo cotidiano de gimnasio”. Una vez más la honda se prepara, con violencia arroja un guijarro hacia el “gimnasio cotidiano”, el terrible impacto hace caer al gazapo, lo guardamos en el sabucán y finalizamos la cacería.

Hasta el próximo tirahulazo.

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