OPTARON POR OTRAS OPCIONES. Para estar bien informado el Ing. Luis Hoyos Schlamme lee la prensa local y también los periódicos de la capital de la República. En uno de estos últimos don Luis advierte un gazapo y rápidamente lo envía en dirección al tirahule.

La noticia es del siguiente tenor: “Los vecinos de la alcaldía Benito Juárez estaban listos para irse a vacunar contra la Covid esta semana. Intercambiaban mensajes y hacían pronósticos de dónde se colocarían los centros de vacunación, pero a la hora de la decisión de las autoridades se saltaron a la alcaldía del Benemérito y optaron por otras opciones”.

¡Ah!, las autoridades capitalinas optaron por otras opciones. Esta redacción revela pobreza del lenguaje. Como bien dice el Ing. Hoyos, el redactor pudo “optar por otras alternativas”. Agregamos nosotros, también podría “elegir otras opciones, preferir otras opciones, etc.”.

La resortera hace su aparición, la aprovisionamos con un grueso pedrusco, sale el disparo, la pieza cae a tierra y con mucho cuidado la depositamos en la talega.

VOLVER A REINCIDIR. En un periódico peninsular leemos una interesante nota judicial relativa a la larga condena impuesta a un feminicida de Kanasín. El reportero señala que la sanción es de 40 años de prisión y, además, “el Tribunal lo amonestó a efecto de no volver a reincidir”. ¡Atiza!

El Diccionario define la voz reincidir como volver a caer en un error, falta o delito. Entonces la expresión “volver a reincidir” significa volver a volver a caer en un error. El reportero debió escribir simplemente que el Tribunal amonestó al reo para que no reincida. Y si después de reincidir insistiere en su mala conducta, el reo no “volverá a reincidir”, será un delincuente contumaz.Sale la pedrada para el vistoso pleonasmo, el ejemplar es derribado y la segunda pieza del día termina en el morral.

ADULTORE. De nuevo se asoma el batidor incógnito con una pieza extraída de un periódico local: “Adultores mayores de más municipios recibirán el ‘antídoto’ contra el Coronavirus”. Nuestro amable colaborador nos avisa: “¿Eres un adultore mayor? Ya mero te toca”.

¡Córcholis! El batidor halló un verdadero gazapo, o sea, el error cometido por inadvertencia al escribir. Con toda parsimonia empuñamos la resortera, la cargamos con una piedra y mucha pólvora, lanzamos un buen disparo, la pieza cae y la llevamos al sabucán. Damos por concluida la caza sabatina y deseamos a nuestros lectores un feliz fin de semana.

Hasta el próximo tirahulazo.