Un pleonasmo y cazador frustrado

Felipe Escalante Ceballos: Un pleonasmo y cazador frustrado

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FÓSILES ANTIGUOS. Hoy nos vamos de caza a las redes sociales, siempre pródigas en gazapos. Provisto de honda y piedras nos adentramos en esa selva, oteamos el panorama y nos detenemos en un hallazgo de “fósiles antiguos” en el futuro puerto aéreo Santa Lucía, en el centro del país.

Pues, como no sabemos de la existencia de fósiles nuevos o fósiles modernos, acudimos al afamado Diccionario Español de Sinónimos y Antónimos de don Federico Carlos Sainz de Robles.

Según ese libro, la voz “fósil” tiene como sinónimos: anticuado, viejo, arcaico, prehistórico, vetusto, arqueológico, antediluviano, desusado y otros más.

Por consiguiente, la palabra “fósil” significa viejo, anticuado, y la expresión “fósiles antiguos” constituye un vicio del lenguaje por la reiteración de conceptos. Con decir “fósil” es suficiente para expresar la idea.

Empuñamos la temible resortera, un grueso pedrusco se impacta en el pleonasmo y el vistoso ejemplar reposa en la talega.

AMENAZA AL IDIOMA.

También en las redes sociales vemos una revista digital dedicada a promover el turismo en la Ciudad de México.

Para atraer a los visitantes se anuncia un centro comercial llamado The Shops at Downtown, instalado en un palacio virreinal en pleno centro de la capital de la República.

Según el anuncio, ese sitio proporciona a sus huéspedes las siguientes comodidades: “hotel con roof top bar, pool terrace, jacuzzi, breakfast patio, un hostal downtown beds, cinema a la carta, ping pong and futbolito, tours y bicicletas”.

No sabemos cuál es el lenguaje empleado en esa promoción, pues tiene voces hispanas y del inglés. ¿Será un modelo de cómo hablaremos en un futuro próximo? Eso es una amenaza para nuestro precioso idioma.

Por de pronto, del bolsillo trasero de nuestros pantalones extraemos el tirahule de dos cañones, lo cargamos con varios pedruscos, disparamos hacia el “lenguaje del futuro”, pero éste, a pesar de recibir los duros impactos, emprende exitosamente la huida.

Ni modo, se nos fue viva la pieza; pero seguiremos con nuestra labor cinegética en defensa de la lengua española.

ESNIFAR. El lexicón nos da una muestra más de la invasión de términos anglicanos que sufre nuestro idioma: desde hace algún tiempo la Academia aceptó el verbo transitivo “esnifar” con el siguiente significado: “del inglés sniff, aspirar por la nariz. Aspirar por la nariz cocaína u otra droga en polvo”.

¡Qué barbaridad! Hasta por los vicios de los güerejos se hacen modificaciones al habla de Castilla.

Ahora resulta que, según el amansaburros, “esnifar” es voz española, totalmente castiza, cuando que es un extranjerismo.

Esta vez no fallaremos. Con la peor intención el tirahule lanza una fuerte pedrada al Diccionario. Aunque el disparo tenga sus consecuencias, no creemos apropiado guardar esa infame pieza en el sabucán. Hasta el próximo tirahulazo

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