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LO SIGUEN SUS SEGUIDORES. Asistido de su amable y eficaz batidor, Ing. Luis Hoyos Villanueva, el cazador incursiona de nuevo en la espesa selva de la palabra impresa. De pronto, el Ing. Hoyos avista un bonito ejemplar y lo envía hacia el tirahule: En un antiguo periódico de la Península leemos la noticia de las actividades del irascible Donald Trump por la pérdida de las elecciones presidenciales del vecino Coloso del Norte.

De tenaz manera el casi expresidente impugna el conteo de los votos. El periodista afirma: “Si reclama un conteo una y otra vez extendiendo el proceso lo más posible, sus seguidores lo seguirán y probablemente represente un fortalecimiento de su figura a futuro”. ¡Ah, caramba! Qué raro que al todavía presidente lo seguirán sus seguidores. Aquí vemos la pobreza de lenguaje del redactor. Lo correcto sería: “sus partidarios lo seguirán”, o “sus seguidores lo apoyarán”.

La honda no desperdicia la oportunidad. Una dura pedrada en la cabeza (la del gazapo, no la del “chel” Trump) envía a tierra la pieza y la guardamos en el morral de cacería. Muchas gracias, don Luis.

NUEVA FORMA DE BALDEAR. Un batidor, para no ser identificado, desde las sombras nos envía un ejemplar del diario de casa y añade un irónico comentario: “Ya no se baldea con baldes, ahora es con mangueras. ¡Qué modernos somos!”. En el periódico vemos una fotografía del presidente municipal de Mérida y el siguiente pie de grabado: “El alcalde Renán Barrera constató los trabajos de limpieza a través del baldeo (con agua a presión) para evitar que se acumule lodo”.

Por nuestra parte, leemos otro periódico local de la misma fecha. Ese diario igualmente publica una fotografía del alcalde, quien “supervisa trabajos de baldeo en el Fraccionamiento Las Américas”. Y en la imagen, el trabajador realiza la limpieza con una manguera de la que sale un chorro de agua a presión. El diario dice: “De acuerdo con un comunicado, el primer edil constató los trabajos de limpieza de una nueva brigada municipal de limpieza que realiza tareas de baldeo (con agua a presión)”. No hay duda, la mala redacción viene del boletín de la presidencia municipal y los periódicos se limitaron a copiar esa errata.

Veamos: ¿Baldeo con agua a presión? El Diccionario de la Lengua Española nos da la siguiente definición: “baldear: regar con baldes cualquier suelo, en especial las cubiertas de los buques con el fin de refrescarlas”. Esta arcaica descripción nos indica que para baldear el suelo es preciso utilizar baldes, o sea, cubos que se emplean para sacar y transportar agua. Entonces, la limpieza con agua a presión no es baldear. La nota debió decir de manera sencilla y clara “trabajos de limpieza con agua a presión”. Estamos en presencia de un barbarismo, donde se ha utilizado un vocablo erróneo al hablar o escribir.

La honda entra en acción, las fuertes pedradas se impactan en la nueva forma de baldear y tres ejemplares -a uno por cada periódico y también el que corresponde al boletín del cabildo emeritense-, reposan en el sabucán. Hasta el próximo tirahulazo.

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