Condenadas condonaciones
El Poder de la Pluma.
En otra polémica decisión del gobierno de la 4T, este martes el Ejecutivo de Tabasco y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) firmaron un acuerdo para condonar la deuda que tenían más de 600 mil usuarios desde 1995, y establecer una tarifa única para consumo doméstico.
AMLO ha permitido que Manuel Bartlett maneje la CFE como una empresa de su propiedad y pretende empoderarlo más con la iniciativa que envió al Congreso para reformar la Ley de la Industria Eléctrica, con la que busca fortalecer a la paraestatal. En concreto, la pone como dominante del mercado, o en otras palabras, consolida el monopolio que ejerce, en detrimento de los clientes que somos prácticamente todos los mexicanos; sin dejar de lado que no quiere cambiar hacia energías renovables, como ya ocurre en varios países.
Resulta paradójico que una de las propuestas más publicitadas del presidente ha sido la de acabar con las facultades de gobiernos anteriores, referentes a condonar dinero que había que pagarle al Estado y para ello expidió un decreto el 20 de mayo de 2019; sin embargo, como dijera Juárez (su alter ego), “se acata, pero no se cumple”, porque de diciembre 2018 a enero de este año se han reportado 3,539 millones de pesos perdonados a deudores fiscales, entre los beneficiados está su biógrafo Epigmenio Ibarra.
El daño al erario es bastante, porque se trata de millones de pesos que pueden canalizarse hacia programas sociales o para impulsar la educación de calidad en el país, porque si antes de la pandemia estábamos mal en este rubro, con la pandemia de coronavirus empeoró.
Lo que molesta es que esas condonaciones y canonjías no lleguen a los ciudadanos que cumplimos en tiempo y forma con el pago de impuestos, derechos y servicios.Esta práctica no es privativa del Ejecutivo federal, ya que en los estados y municipios los gobiernos en turno también otorgan descuentos en el pago de ciertos gravámenes (predial o canje de placas de autos), pero también perdonan multas y recargos a contribuyentes morosos, como en el servicio de agua potable.
Otros que aplican la máxima “de lo perdido lo que aparezca” son los bancos que ofrecen al cuentahabiente pagar hasta menos del 50% de la deuda, habida cuenta de que el anatocismo fue sepultado. Me consta que a un compañero le ofrecían pagar sólo dos mil pesos de un adeudo de diez mil; cuando solicité que me hicieran la oferta por una deuda de cuatro mil que tenía entonces, me contestaron que no se podía porque no estaba en el buró de crédito. Sin duda con esta medida se promueve el impago.
Y aquí la pregunta: ¿por qué no se otorgan esos estímulos a quienes están al corriente de sus pagos? Por ejemplo, a quien pague el predial religiosamente cinco años consecutivos, que se le exente el sexto año; o al que no reciba infracción alguna de tránsito hacerle un descuento en la expedición de su licencia de conducir. El objetivo es generar contribuyentes responsable y cumplidos.
Anexo “1”
“Nadie paga nada”
Lo escribo como me lo contaron. En la primera mitad de los años 70, en una Zona Naval del Pacífico mexicano, una mañana el segundo comandante de la Compañía de Infantería de Marina formó al personal y lanzó la orden: “¡Un paso al frente quien le deba al pagador!”. Nadie hizo caso sino hasta que repitió en dos ocasiones la voz. Entonces fueron saliendo al frente varios infantes que, en efecto, le pedían préstamos al pagador de la dependencia, con réditos de 10 por ciento quincenal. El segundo comandante, por entonces teniente de corbeta, les ordenó que nadie le pagara, so pena de arresto. El agio se castiga como delito en las fuerzas armadas.
Pero eran los años en que los “manejadores de fondos” disponían de los recursos, pues casi no les practicaban auditoría, entonces por la Secretaría de Hacienda. Muchos de esos veteranos pagadores, incluso había civiles, hicieron fortuna con esos préstamos leoninos. El de la historia poseía un carro LTD mejor que el del comandante de la Zona Naval y hacía ostentación de su reloj, esclava y anillos; además, era de trato un tanto despótico con los subalternos. El caso es que esa quincena perdió el dinero que prestó a los marinos, algo así como quitarle un pelo a un gato, por la “condonación” ocasionada por aquel segundo comandante, hoy almirante en retiro.
Años después, ese pagador fue acusado de malversación de fondos.