|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El presidente Andrés Manuel López Obrador, Rocío Nahle y Manuel Bartlett han repetido en cuanto foro tienen oportunidad que se han propuesto el objetivo de “rescatar y fortalecer” a la CFE y “recuperar su sentido social”. Pero, ¿a qué se refieren con rescatar? ¿Está la CFE ante un riesgo real de irse a la bancarrota? Ayer mismo en conferencia de prensa, el director corporativo de Finanzas, Edmundo Sánchez Aguilar, sostuvo que la CFE es una empresa sólida en el aspecto financiero.

¿Entonces, si es sólida, de qué se le va a rescatar? La contradicción hace sospechar que se trata de un pretexto para ir en contra de la inversión privada y de las energías renovables.

Números del mismo gobierno indican que comprar energía a quien la produce a menor precio no representa ninguna amenaza a la CFE, sino más bien puede ser todo lo contrario, un factor que estimule su fortalecimiento.

El “sentido social” nos remite a los orígenes de la CFE, creada el 14 de agosto de 1937, con el objeto de organizar y dirigir, sin propósitos de lucro, un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica.

Es decir, el desarrollo del país requería una visión no lucrativa, para hacer llegar ese estratégico y valioso recurso a la gran mayoría de los mexicanos, costara lo que costara. ¡Excelente, eso necesitaba el país!

Para 1960, la cobertura eléctrica nacional apenas alcanzaba el 44% y por eso el presidente Adolfo López Mateos tomó la decisión de nacionalizar la industria eléctrica. En 2015, el 98.7% de los hogares mexicanos ya contaba con el servicio de electricidad. El sentido social de llevar energía a todos los mexicanos se ha cumplido.

¿Cuál debería ser ahora el “sentido social” de la CFE? Quizás no“dormirse”en los laureles de esos índices de cobertura que muchos países envidian, e ir por ese 1.3% que hace falta. Ahí es indudable que pequeñas redes locales alimentadas con energía solar o eólica y bancos de baterías serían hoy la mejor opción y el mejor aliado de la CFE para lograr ese noble propósito social.

A muchos mexicanos les cuesta un enorme es- fuerzo pagar su consumo de energía, a pesar de subsidios que le cuestan al país 100,000 MDP anuales. La CFE puede ayudar mucho si logra producir y llevar electricidad a los hogares con mayor e ciencia y a un menor precio. Para lograrlo, el mejor aliado que puede tener es la energía renovable, ya sea generada por ella misma o por particulares.

En consecuencia, mucho bien le haría al país entero una reflexión profunda acerca de las políticas energéticas, soltar el pesado lastre de las ideologías obsoletas y abandonar los paradigmas que impiden ver con claridad el futuro. El mejor salvavidas que hoy puede rescatar y fortalecer a la CFE, además de refrendar su sentido social, probablemente sea lo que hoy está rechazando, y que tal vez sea el único que le queda.

Lo más leído

skeleton





skeleton