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Muy a menudo los ciudadanos culpamos al gobierno de todos los desastres ambientales que se nos presentan, pero no debemos olvidar que en este tema cada uno de nosotros hemos aportado buena parte del problema, incluso cuando ya estamos acostumbrados (en la mayoría de los casos) a consumir productos que están dañando el medio ambiente en que vivimos. Otro factor puede adjudicarse a las industrias o corporaciones que utilizan productos como petróleo, gasolina, principalmente sustancias químicas y otros insumos que, si no cuentan con las condiciones de calidad necesarias, resultan peligrosos para el entorno ambiental, la salud y la vida. Debido a que los costos de esos bienes resultan ser realmente altos para sustituir los dañinos o buscar otros que dañen menos, lo que realizan es tomar en cuenta únicamente los beneficios para las empresas e infringen las reglas sanitarias, ambientales y sociales.

Sin embargo, existen acciones que están a nuestro alcance como consumidores y que pueden ayudar a disminuir el daño que se presenta con su uso y, si nosotros queremos, podemos ayudar a mitigar las consecuencias resultantes. Como por ejemplo: evitar la compra de artículos que tengan empaques complejos como plástico, alambre, hule espuma y unicel.

Además puede ser relevante consumir solo lo necesario, evitar las compras excesivas e inútiles, como muchos aparatos electrónicos que son cambiados con frecuencia dada la dinámica del mercado que ofrece cada vez más rápido nuevos modelos.

De igual manera podemos dejar de comprar o aceptar artículos que afecten de manera directa al ambiente o cuya compañía fabricante no cumpla con lo establecido jurídica o éticamente para la conservación del mismo. Me refiero a las tan satanizadas hoy en día bolsas de plástico desechables, aerosoles con gases que destruyen la capa de ozono, aparatos electrónicos que consumen mucha energía eléctrica, gasolinas que contienen plomo, baterías desechables, entre otros.

Es momento, considero amiga y amigo lector, de adquirir costumbres de consumo responsable que ayuden al cuidado y preservación del ecosistema; deberíamos consumir productos elaborados en nuestra región, así damos empleo a los locales y utilizamos artículos mejor cuidados. Debemos tomar conciencia de los grandes problemas y consecuencias que todo esto tiene en nuestra actualidad y en un futuro: deforestación, sequías, lluvias ácidas, la extinción de especies, el gran número de enfermedades desarrolladas, la gran devastación y destrucción de los ecosistemas, etc. Es una invitación desde este espacio para que empecemos a replantearnos nuestras formas de consumo, olvidar el ¡aquí y ahora! y pensar en el después del consumo exprés. Dejemos a un lado las compras de oportunidad de bienes innecesarios y seamos unos consumidores más responsables.

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