COVID-19, llegó para quedarse
El Poder de la Pluma.
El COVID-19 llegó para quedarse, así como en su momento lo hizo la gripe por influenza o la fiebre por dengue, enfermedades que siguen siendo mortales y son ya de diagnóstico común pero siempre peligroso. Escribo con calma pero en alerta, pues para lograr vencer a las dos enfermedades que he mencionado tuvimos que aprender a cuidarnos, algunos, porque sigue habiendo gente que con negligencia ignora los métodos de protección.
Sobre el nuevo coronavirus hay varios datos relevantes que no mucho se han estado comentando; primeramente, en mi opinión, quizá existan más casos que los anunciados, no quiero decir que ocultos por el gobierno, pero quizá no diagnosticados o descubiertos. Cuando realicé mi servicio social, reportaba los casos de dengue, a veces 15 por semana, pero en el aviso epidemiológico de Yucatán aparecían en esa semana solo 10 en todo el estado.
No estamos muy bien preparados para eso del reporte, pero tampoco quiere decir que debamos correr en círculos llorando porque el virus ya está aquí, pues, según cifras oficiales y artículos científicos a los que prefiero creerles, resulta que es mucho menos mortal que la influenza (pese a que ésta ya tiene vacuna). Según explican, el coronavirus es como una gripe muy fuerte y que azota con más peso a quienes tienen el sistema inmune deprimido como los pacientes que padecen VIH, enfermedades respiratorias e incluso diabetes no controlada, obesos, entre otros.
Asimismo, puede llegar a afectar con más frecuencia a los equipos de salud lógicamente al estar más expuestos. Las personas que contraen coronavirus, tienen 2% de probabilidades de un desenlace fatal, pero los que contraen influenza tienen 5%. Sobre el cubrebocas, vale la pena considerar que el único que evita completamente la transmisión es el llamado n95, uno blanco y grueso que está prácticamente agotado, pero todos los documentos oficiales de los sistemas de salud expresan que también podemos usar los cubrebocas normales (azules) y obtener protección y que los n95 sean empleados por equipos médicos frente a pacientes graves, así que no veremos los hospitales con médicos disfrazados de astronautas o de la peste negra en México. ¿Y está preparado el país para esta enfermedad?
Eso me lo han preguntado en consulta y estoy casi de acuerdo con nuestro gobierno: si el comportamiento de la enfermedad es como los artículos y reportes oficiales dicen, el sistema de salud puede trabajar con un padecimiento de este tipo al ser todavía menos grave que la influenza, pero esto solamente se logrará si hay educación de la población y aprendemos a protegernos y a acudir al área de urgencias únicamente en caso de real urgencia y no por miedo o pánico, pues eso entorpecería el sistema por completo. Solamente queda recalcar la importancia de cuidarnos, ya lo hicimos antes con la influenza y podremos hacerlo de nuevo, ahí encontraremos la magia. Disminuyamos los besos y abrazos, evitemos ir a lugares conglomerados y si lo hacemos llevemos cubrebocas, lavemos nuestras manos con agua y jabón, el gel antibacterial no es indispensable; no toquemos nuestro rostro, nariz ni ojos y, si estamos enfermos, no salgamos de casa a menos que sea para ir al hospital y, al hacerlo, seamos ordenados y pacientes.