|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Sólo quedaban algunas horas para que el 2023 se desvaneciera y sea parte del pasado, cuando intenté esbozar algunas líneas sobre lo vivido en ese difícil año. Muy duro fue para muchos de nosotros que, como siempre, teníamos la esperanza de que fuera mejor al anterior. 2023 fue un año de pruebas fuertes y desavenencias; de guerras enfrentadas con fe, paciencia, dolor, pero con esa confianza que tanto anima cuando juntas las manos y miras suplicante hacia arriba sabiendo que alguien nos escucha.

Esa noche vieja, agradecí por lo bueno y por lo malo; por todas esas experiencias que me permiten continuar y seguir avanzando hacia el final de mi camino. Y no era sólo dejarlo ir, así, como si nada, sino que había que pensar y valorar todo lo que pudimos conseguir. Lo logrado con esfuerzo alcanzando el éxito es también motivo de orgullo y replantearnos corregir todo aquello que no supimos realizar es algo que, sin duda, nos hará mejores personas.

Decretemos en este nuevo año 2024 mejores posibilidades; más días exitosos en todos nuestros entornos familiares y laborales. Brindemos y ofrezcamos sonrisas más amables. El mundo nos necesita anhelantes y siempre dispuestos a alegrar la vida de los demás; a perdonar y a ofrecer disculpas también a aquellos a los que les fallamos. Fomentemos espacios plenos de paz, amor y humanismo. No es fácil, cuando sabemos que hay quienes llevan la maldad y las intrigas como banderas y las enarbolan a su paso dejándonos esas energías negativas que sólo son muestras de su mediocridad.

Yo sólo quiero acoger con esperanza todo aquello que abone a mi integridad de ser humano transparente, persuasivo, tolerante, paciente y honesto. Abrazar más a aquellos que, como yo, disfrutan la claridad de un nuevo día, la tarde lluviosa, la charla placentera, una copa de buen vino, lecturas reparadoras y sonrisas que explotan de sinceros rostros que tan buen alimento son para mi alma. Me quedo con eso y con esos como yo, de alma y espíritu viejo. Los que bailan y cantan con orgullo que la felicidad y la vida dependen de una magnífica actitud sin mirar cuántas nuevas arrugas marcan nuestros rostros y cuántas décadas han sido recorridas. Que placentero resulta estar tan cerca de los sesenta y sentirme el mismo pillo joven de todos los días.

Sigamos orando, sin descanso, por la salud y por los que atraviesan difíciles y dolorosos días; por los que ya no están y se adelantaron dejando hondo y profundo pesar con su partida. Son esas historias que repentinamente se terminan y duele saberlos lejos. También pidamos porque no falten platos de tibia sopa y pan sobre la mesa. Miremos el dulce rostro de Jesús en nuestros semejantes y demos, aunque sea, un pequeño bálsamo de ayuda a los que nos necesitan.

Brindemos y digamos salud por lo que termina y por lo que está por comenzar. El 2023 fue tan sólo el prólogo de esa nueva historia que hemos iniciado. Seamos libres y capaces de escribir una mejor con la cantidad de capítulos que sean, pero con la conciencia de saber que podemos plasmarla con la mágica esperanza de lograr un mundo mejor para ti, para mí y para todos.

¡Bienvenido seas 2024!

Lo más leído

skeleton





skeleton