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A mediados de los 60 se consolidaba el “Plan de los once años” (1959-1970) de la educación en México, impulsada en el gobierno de Adolfo López Mateos, y recién se estrenaba la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, comenzando para primaria.

Tocó al maestro Jaime Torres Bodet formular ese plan y los objetivos eran: incorporar a la primaria a niños de 6 a 14 años que no la recibían; establecer plazas suficientes de profesores para ese fin; llegar a la meta del 38% de terminación primaria en el ciclo 1965-1970. Leo que en ese periodo se incrementó la matrícula un 60%, se duplicó la educación preescolar, se reformaron planes y programas de estudio de primaria, secundaria y normal, se alfabetizó a más de un millón de adultos cada año y el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio promovió la formación, actualización y titulación de maestros. ¿Cómo se dejó caer esa tendencia?

Paralelamente cobraba auge la televisión (en blanco y negro, porque la de color de Guillermo González Camarena apenas despegaba). Por esos años veíamos, después de hacer la tarea en casa, los programas “Club Quintito”, conducido por Genaro Moreno; “Telekinder”, dirigido a pequeños de preescolar, a cargo de la maestra Pepita Gomiz, y seguía después “La media hora de Chabelo”, con secciones como “Mi conciencia y yo” o “Lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer”.

Esa barra vespertina de la televisión para público infantil era una especie de prolongación de la escuela para los chamacos de entonces, una incipiente “educación a distancia”, pedagógica, que ayudaba a reforzar lo aprendido en las aulas de manera lúdica. Luego vendría al relevo Plaza Sésamo, con gran aceptación y que también contribuyó al aprendizaje de la niñez.

Años después, la televisión fue calificada como “la caja idiota”, pues se argumentaba que, con excepción de algunas señales (canales culturales, didácticos y por el estilo), “es un aparato enajenante, limita el pensamiento, en la mayoría de los casos inhibe la cultura de los televidentes y los educa con una baja capacidad de abstracción y raciocinio”. Irrumpiría poco después el internet, que se incorporaría a la educación como materia obligada como tecnología de la información y la comunicación (TIC).

No soy partidario de la escolaridad a distancia, porque hay que reconocer que no tenemos disciplina para dedicarnos a una actividad si no estamos vigilados, lo cual ocurrirá en muchos hogares donde ambos padres trabajan, además de otras limitaciones. Además, si con el sistema presencial en los últimos años el país se ha ubicado por debajo de la media de los miembros de la OCDE, ya podemos imaginar los próximos resultados.

Sin embargo, hoy, ante la pandemia de coronavirus, el gobierno apuesta a las televisoras para no interrumpir la educación de millones de niños y jóvenes. Un gran reto para Gobierno, magisterio, alumnos y padres de familia, que hay que afrontar con la mejor disposición, porque la formación es lo más valioso en cualquier época o país.

Anexo “1”

Escuelas militares y privadas

En estos tiempos de incertidumbre, las escuelas militares son una buena opción para la juventud, porque ofrecen becas y preparación académica en el Ejército o la Armada, principalmente para aquellos cuyas familias no cuentan con recursos suficientes para pagarles una carrera. Lo más importante es que cuando egresan, automáticamente lo hacen con un empleo bien remunerado.

Me consta que la mayoría de los adolescentes están mejor preparados cuando tienen un conjunto firme de reglas y límites y la disciplina para seguirlas. Esto puede constatarse en las escuelas militarizadas, donde para muchos recibir disciplina siendo jovencitos ha sido clave para tener éxito como adultos.

Por cierto, la OCDE también ha dicho que en México hay ciertos puntos en los que la educación privada sale ganando, y por una diferencia sustancial. Por eso hay que apoyar la educación privada, porque están en riesgo de cerrar hasta 40% de 47 mil de estos colegios, según Alfredo Villar Jiménez, dirigente de la Asociación Nacional de Escuelas Particulares–Asociación Nacional para el Fomento Educativo.

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