El próximo día 7 conmemoraremos en México el Día de la Libertad de Expresión, efeméride que se evocó también el pasado 3 de mayo con el Día Mundial de la Libertad de Prensa.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, estableció la efeméride en 1991 luego de un seminario en Windhoek, Namibia para analizar las presiones y la violencia que enfrentaban los trabajadores de los medios de comunicación en África.

Cuarenta años antes, 1951, en México editores de periódicos y el presidente Miguel Alemán Valdés instituyeron el Día de la Libertad de Expresión como una forma de reconocimiento al trabajo en los medios de comunicación, en esos tiempos prensa, radio y televisión.

Hoy tenemos además el ciberespacio para difundir la información. La libertad de expresión, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero se ha visto amenazada, por eso ha tenido que reglamentarse no solo en nuestra Constitución Política, sino en el mundo entero.

Vale la pena recordar lo que dice la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el preámbulo de la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión: “…la libertad de expresión es un derecho fundamental reconocido en la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Resolución 59(I) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Resolución 104 adoptada por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como en otros instrumentos internacionales y constituciones nacionales.”

Desde siempre ha sido peligroso el libre ejercicio de la información. El año pasado fueron victimados 11 periodistas en México, de acuerdo a la organización Campaña Emblema de Prensa, PEC, por sus siglas en inglés y paradójicamente el 3 de mayo pasado, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa fue asesinado uno este año.

El mismo organismo señala que en el mundo casi 500 periodistas han fallecido a causa de la pandemia del Coronavirus-19.

En este contexto lamento profundamente el deceso del periodista Martiniano Alcocer Álvarez, alma y vida de El Poder de la pluma que da cobijo a estas humildes letras.

El descanso eterno para Martiniano y mis sinceras condolencias a sus familiares y a Novedades Yucatán, que perdió a un colaborador ejemplar.

Pese a los sinsabores los periodistas seguirán adelante en el ejercicio y la defensa de la libertad de expresión el próximo día 7 y todos los demás de su fecunda existencia.