Días de difuntos
El Poder de la Pluma.
PAN DE MUERTO. Con motivo de la celebración de los fieles difuntos distintas panaderías de Mérida, en especial las de los supermercados, han puesto a la venta el “pan de muerto” que, aunque importado del altiplano, ahora goza de la preferencia de los yucatecos. Por tal motivo, esos establecimientos anuncian su producción con carteles junto a la mesa de los panes. Pero la mala redacción de los anuncios ha ocasionado que ocho cazadores de gazapos envíen a esta columna las fotografías de varios ejemplares que dicen: “Pan relleno de muerto”, “Pan de huevo de muerto”.
Los letreros, lejos de atraer a los consumidores, los alejan de los sabrosos productos que se expenden. Al redactarse esos anuncios debió tenerse en cuenta que el adjetivo califica al sujeto más cercano; y en esas frases el sujeto es el “pan de muerto” y no sólo el pan. Además, debieron emplearse comas para separar un concepto de otro. Por lo tanto, en los mencionados carteles debió de escribirse: pan de muerto, relleno; pan de muerto, de huevo. Un doble disparo de la honda y caen los dos primeros ejemplares de hoy. La talega empieza a ponerse pesada.
QUESO DE BOLA. Un producto muy popular en la península yucateca es el queso holandés Edam, elaborado en forma de bolas o esferas cubiertas de parafina pintada de un color rojo brillante y en ocasiones de amarillo. El público ha denominado ese derivado lácteo como “queso de bola”.
Es una expresión inapropiada, puesto que la bola no produce el queso; éste se elabora con leche de vaca. El nombre correcto debe ser “bola de queso”. Pero, ahora, ¿quién enmienda el decir de los habitantes de esta península? Es parte de su vida cotidiana. Si esta columna pretendiera corregir esa yucatequísima expresión, temería por su integridad física. Esta vez, con cauteloso silencio, nos abstenemos de emplear el tirahule.
DIPUTADOS SIN FUMAR EN PLAYAS. El caballeroso amigo Carlos Evia Cervantes nos envía la publicación de un periódico local: “Sin fumar en playas, diputados presentan ley”. Esa frase contiene una anfibología, pues los diputados no se abstuvieron de fumar en las playas, sino presentaron en el Congreso un proyecto de ley para evitar que el público fume en nuestras playas. Otro disparo de la temible arma, la bonita pieza cae a tierra y el morral aumenta su contenido.
PLUVIAL Y NO FLUVIAL. La arquitecta Gabriela Mejía Cáceres le entra a la batida de gazapos y nos remite la información de un diario local: “Inundaciones en Mérida por falta de estudios hidrológicos, asegura ingeniero”. En el cuerpo de la noticia el redactor afirma que, según el entrevistado, hacen falta pozos “fluviales”. No, no se trata de pozos fluviales para captar las aguas provenientes de algún río. Se trata de pozos pluviales, o sea, para recolectar el agua de las lluvias, que es la que ocasionó las inundaciones en Mérida. Creemos que el error es del periodista y no del ingeniero, quien es perito en la materia. Una pedrada más con la resortera, el gazapo pasa a mejor vida y el sabucán queda totalmente lleno. Hasta el próximo tirahulazo.