Un año de caminar juntos
Verónica García Rodríguez: Un año de caminar juntos
2020 marcó un cambio radical en nuestra perspectiva de vida, a México nos tocó en marzo, justo después de las marchas feministas, que también impactaron al mundo, y el movimiento un día #sin nosotras, como si fuera el preludio de lo que serían muchos días sin las personas que amamos.
El viernes siguiente, después del aquel 8 de marzo, las escuelas cerraron y comenzó la incertidumbre, el temor y las ausencias. En medio de todo ese escenario de dolor y confusión, la desinformación y las teorías de conspiración golpeaban nuestros sentidos, pudimos ver —como sucede en los tiempos de crisis— lo peor y lo mejor de la humanidad.
Parecía que el virus nos estaba quitando todo: la rutina, la libertad de salir a la calle, de reunirnos con la familia y amigos, de abrazarnos, de estudiar, de trabajar. Pero, la pandemia no pudo despojarnos de la esperanza y, como en el principio de los tiempos, la palabra se hizo presente, nos dio la luz, la fuerza para tender puentes que nos uniera más allá de las fronteras y las circunstancias.
Es por eso que ante la necesidad de encontrarnos, y desde el confinamiento de nuestras casas, nace en septiembre del 2020, la revista Lectámbulos, como un espacio para la expresión de las ideas acerca del arte, la cultura y los hechos que nos estaban marcando. Desde entonces, poco a poco, se han sumado colaboradores y lectores de todo el sureste mexicano y de la Ciudad de México.
Intelectuales y periodistas de Cuba, así como un grupo de artistas, que desde España, en medio de la insólita nevada madrileña, decidieron también contarnos sus historias.
Trece ediciones, 500 artículos publicados y más de 145 mil lectores registrados en https://lectambulos.com
Lectámbulos, durante su primer año, resume esta etapa histórica que atraviesa la humanidad, desde la mirada de cada uno de nuestros colaboradores, que nos han llevado a conocer lo que acontece en sus diversos espacios personales.
Sin duda, el virus del Covid-19 nos recordó la fragilidad de la vida, nos mostró nuestros errores en la manera de comunicarnos con los otros y con la naturaleza. Nos dejó claro que el planeta se regenera porque está vivo. Nos regaló imágenes maravillosas e impensables para los ojos de las generaciones contemporáneas.
Quiero pensar que hemos aprendido la lección y que, quizá, después de esto abracemos la vida con más fuerza, sensibilidad y sabiduría. Pero aún nos falta camino por recorrer. Hoy, vivimos una nueva realidad, una “nueva normalidad” en la que la crisis nos ha llevado también a una debacle económica, volvimos a los trabajos y se ha dado el regreso a clases presenciales, hemos salido de a poco, dejando en el peso de nuestras decisiones la vida de nuestras familias.
No sabemos que vaya pasar más adelante, pues el futuro siempre es incierto, tan sólo podemos imaginar y especular. Pero lo que sí sabemos con certeza es que debemos seguir caminando.
A todos quienes hacen posible Lectámbulos, gracias por creer.