Disparates por Internet
Felipe Escalante: Disparates por Internet
CARBÓN DIGITAL. Nuestro apreciado vecino de esta página, ingeniero Raúl Asís Monforte González, por unos instantes se aparta de sus exigentes actividades como presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) y envía a esta columna un texto aparecido en Internet.
La ininteligible publicación anuncia los productos de un supermercado local: “Asadores con parrilla de carbón digital+ahumador en color negro Gravity Series TM 800 de Masterbuilt”. Esa pésima redacción es un atentado contra la exactitud o pureza de nuestro idioma.
Además de ese dislate, el Ing. Monforte comenta con ironía: “Hay que postular a los publicistas de Costco para el Nobel de física por descubrir el carbón digital”. ¡Caramba! ¿Para qué servirá ese carbón digital? El anuncio no lo dice.
Por esas dos barbaridades, más la que seguidamente comentamos, esos publicistas merecen, además, un premio de literatura. Al decir “en color negro” incurren también en un barbarismo por usar palabras erróneas al escribir. La preposición “en” indica en qué lugar, tiempo o modo se realiza lo que significan los verbos a que se refiere, por lo que está mal decir “en color negro”. El término correcto es “de color negro”, pues, la preposición “de” expresa la naturaleza, cualidad o condición de personas o cosas. Como ejemplos tenemos: Pedro está en Madrid; esto sucedió en Pascua; tener en depósito.
La resortera de dos cañones dispara simultáneamente sendos guijarros hacia el par de gazapos contenidos en la breve frase publicitaria. Y rápidamente lanza otro tiro que se impacta en la falta de sintaxis. Los tres ejemplares caen a tierra y los guardamos en el sabucán. Muchas gracias por el tema, apreciado vecino.
COMPRESIÓN Y COMPRENSIÓN. Para evitar los gazapos los escritores revisan una y otra vez los textos que han redactado. Pero en estos tiempos ha surgido otro enemigo de las redacciones: la computadora. Este invento de hombre blanco, como la llamamos los que no hemos podido dominarla, muchas veces “corrige” lo que el autor escribió correctamente. Lo anterior me ocurrió varias veces. Al escribir la abreviatura del Diccionario de la Lengua Española, DLE, la máquina “corregía”: DEL, y por inadvertencia mía así se publicaba en esta columna.
Cosa semejante le ocurrió al editorialista de un diario local. El hombre, al elogiar la escritura y a los escritores, escribió: “elevar los niveles de comprensión sobre los contenidos”. Sin embargo, el ordenador hizo un cambio de voces: “compresión” en lugar de “comprensión”, y los encargados de la edición del periódico no lo advirtieron. De ese modo el artefacto alteró la frase en el sentido de comprimir la lectura y no de comprenderla. La computadora se ha ganado un fuerte disparo del tirahule.
Hasta el próximo tirahulazo.