¿Dónde nace el miedo?
Michelle Parra: ¿Dónde nace el miedo?
El miedo es tan subjetivo que, lo que lo origina en una persona, no es lo mismo que lo produce en otra. Tal vez provenga de las inseguridades, las carencias o simplemente la falta de percepción. Lo que no se analiza en diversas ocasiones corresponde al hecho de su significado en la vida, de lo pesado que es y el freno en el que se transforma, dando como resultado una fatiga que nos hace creer que no se puede continuar, abriendo paso de este modo, a la elaboración de un grillete que nos estanca y que resulta un arma letal, si se le permite que nos guíe hasta el fondo.
En las formas poéticas, se puede decir que el camino del hombre se encuentra construido por pequeños momentos, fragmentos de vivencias que se anidan en la memoria, pero que nutren el interior cuando se evocan. Aquellos episodios que no volverán, pero que inyectan de vitamina al ser. ¿Por qué entonces el temor de construirlos y procurar que se generen nuevos? Si la existencia es tan simple que sólo admite respuestas positivas o negativas, sí o no. Entonces ¿por qué cargar con la piedra de la incertidumbre? La complejidad del pensamiento humano la creamos nosotros mismos y lo que resulta de ello muchas veces es la pregunta latente y eterna: ¿qué hubiera sucedido si? Esta interrogante viene acompañada en ocasiones del arrepentimiento por no intentar, pero por infortunios del destino, el tiempo aún no se puede regresar para descubrir la respuesta a esta incógnita, cambiando drásticamente nuestra historia y presente.
Los instantes más dulces y felices muchas veces son el producto del arriesgarse a tomar la decisión del hacer. Es real que no se puede adivinar el futuro, pero podemos tratar de hacer todo lo posible para que sea mejor para uno mismo. Tal vez deberíamos de iniciar con una pregunta corta, pero complicada en algunos momentos: ¿eres feliz? De repente el ser humano invierte mucho tiempo trabajando en la felicidad de los demás antes que en la suya. Es por lo anterior que llegamos a conocer, por ejemplo, a tantas personas soportando un trabajo por años que no los valora, una relación personal donde el factor amor ya no existe, o por el contrario, una soledad forzada. De lo ya mencionado, mucho de ello sucede por el temor que surge a no colocar un alto, a no hablar, no intentar.
La parte positiva del miedo humano es que siempre nos brinda una puerta para cambiar, para rescatarnos, e incluso, por añadidura, tal vez rescatar a alguien más. Para atacarlo no hay instructivo, pero un consejo sería permanecer en donde se nos brinde dicha y luchar por lo que nos dará alegría. En donde puedas ser tú mismo, donde haya paz, risas, anécdotas, sueños, aprendizajes, crecimiento o incluso una sensación de hogar, ahí es. Pídele al corazón que sea valiente para dejar de lado al miedo. Recuerda que hay situaciones, circunstancias y personas que sólo aparecen en el camino una sola vez en la vida, no los dejes ir.